Hoy en día, celebrar el Día del Niño es sinónimo de dulces, fiesta, juegos y hasta regalos como juguetes, pero el festejo de esta fecha tiene un oscuro y trágico origen, que tiene de trasfondo uno de los episodios más devastadores en la historia de la humanidad: La Primera Guerra Mundial.
Aun cuando todos hacen fiesta, llevan a los peques a lugares de entretenimiento, este día estipulado por la ONU, tiene como objetivo reconocer los derechos de la infancia y tomar conciencia sobre las problemáticas que afectan a este sector de la sociedad.
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Como se mencionó anteriormente, el origen del Día del Niño, hace conmemoración a los pequeños víctimas de la Primera Guerra Mundial, quienes estaban en medio de un conflicto bélico donde miles de personas fueron afectadas.
Durante ese suceso histórico, millones de niños quedaron desprotegidos, sin familias, se convirtieron en huérfanos, mismos que fueron obligados a trabajar en condiciones insalubres e inseguras.
Tras esta situación impulsó a la activista británica, Eglantyne Jebb, a la Declaración de los Derechos de los Niños, misma que fue aprobada por la Liga de las Naciones Unidas en la Convención de Ginebra el 26 de septiembre de 1924.
Fue el 20 de noviembre la fecha seleccionada por las Naciones Unidas, en 1959 para celebrar el Día Universal de Niño, pero en México se decidió que fuera el 30 de abril para que no se empalmara con el Día de la Revolución mexicana.
El objetivo de la ONU es que en esta fecha se recuerda que los niños son los que más sufren las crisis y los problemas del mundo. También para “recordar que todos los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que haya nacido”, y evidenciar las necesidades de los menores.