Doña Tota sí existió. Esta mujer empezó su emporio de gorditas con un carretón ambulante de comida hace más de 70 años en las calles de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Todo comenzó en 1952, cuando con su carretón recorría incansablemente las calles de la capital de Tamaulipas, bajo el candente sol del noreste de la República Mexicana.
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Doña Tota y sus gorditas
La mejor virtud de Doña Carlota Murillo era su extraordinario sazón. Sus gorditas rellenas de guisos típicos del norte de México pronto empezaron a gustar entre los habitantes de Ciudad Victoria.
Por su amabilidad y generosidad, sus clientes la empezaron a llamar de cariño "Doña Tota".
Además de buena cocinera, Doña Carlota era una excelente administradora, ya que gracias al fruto de su trabajo, 26 años después abrió su primer local fuera del estado, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.
En 1995 su negocio inició una etapa de expansión al aliarse con una cadena de autoservicio, donde en cada tienda ponían un local de gorditas.
Llegan a Estados Unidos
Sus tradicionales recetas traspasaron fronteras y llegó a tener presencia en más de 40 ciudades, donde se han establecido más de 200 restaurantes y desde hace años algunos de sus locales se encuentran en Estados Unidos.
Desde su origen, la especialidad del negocio son las gorditas, que son un platillo típico mexicano hecho de masa de maíz rellena de diversos ingredientes.
Como en sus orígenes, los antojitos se preparan al momento y se rellenan con una variedad de opciones como frijoles, queso, chicharrón, carne deshebrada, entre otros.
En la foto de doña Carlota con su humilde carretón se pueden ver los precios de sus gorditas en 1952. Se alcanza a leer que 20 gorditas tenían un costo de 12 pesos, es decir cada una en 60 centavos de la época.
El secreto de su éxito
El éxito del negocio de comida se debe en gran parte a la calidad y frescura de sus ingredientes, así como a sus guisos tradicionales y el sabor auténtico de sus platillos.
En el año 2013 la poderosa trasnacional FEMSA, de Monterrey, compró el 80% de Doña Tota y aumentó aún más su presencia mercado. La firma acordó comprar una participación mayoritaria en la cadena por un monto millonario que hasta la fecha no ha sido revelado.
Desde aquel carretón de Doña Tota atendiendo a sus fieles comensales con su sazón inigualable, hasta estos días, con sus gorditas rellenas de guisos mexicanos, desde el cielo, Doña Carlota Murillo sigue conquistando paladares.