Ya basta de impunidad.
Los tamaulipecos ya están hartos de la corrupción y que ésta quede sin castigo. Sin justicia, no puede haber un Estado de Derecho. Si los gobernantes han traicionado a la Patria, deben responder por sus acciones.
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La impunidad, como medusa, tiene mil cabezas. Aunque le cortes una, vuelve a brotar otra alimentada por un monstruo al parecer invencible.
El exgobernador Manuel Cavazos Lerma fue investigado por la PGR y la SIEDO en el 2013, de acuerdo con información publicada por Contralínea.
Su sucesor, el matamorense Tomás Yarrington, también fue acusado por enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada y peculado. Compró propiedades de lujo en Isla del Padre y en San Antonio, y finalmente tuvo que huir ante las órdenes de arresto que emitió el gobierno estadounidense.
Ahora en la cárcel en Estados Unidos, Yarrington todavía tiene pendientes que aclarar en México.
Le siguió Eugenio Hernández, quien fue detenido el 6 de octubre del 2017 en Ciudad Victoria, acusado de peculado y lavado de dinero. Sin embargo, el exgobernador también enfrenta una orden de extradición para Estados Unidos, donde se le acusa por delitos como delincuencia organizada y lavado de dinero, entre otros.
Su sucesor, Egidio Torre Cantú, llegó a la gubernatura luego de que asesinaran a su hermano. Su administración también estuvo plagada de acusaciones por abusos y desvío de recursos. Analistas consideran que hay un pacto entre Francisco García Cabeza de Vaca y Egidio Torre Cantú, para permitir que ganara el primero a cambio de darle impunidad en el gobierno del panista.
Con Francisco García Cabeza de Vaca, la lista de acusaciones reventó en un escándalo nacional, cuando la Unidad de Inteligencia Financiera reunió información por desvío de recursos del gobernador, y solicitó el desafuero de Cabeza de Vaca, petición que hizo la Fiscalía General de la República al Congreso de la Unión. Francisco García Cabeza de Vaca no actuó solo.
Le apoyaron diputados, funcionarios estatales y hasta alcaldes a quienes brindó protección, como fue el caso de Enrique Rivas Cuéllar, quien fue señalado por realizar contratos con empresas fantasma y favorecer a sus amigos. Cabeza de Vaca tiene una larga cola que le pisen, como es su involucramiento en el caso Odebrecht, en el que según publicaciones nacionales, habría recibido maletas con dinero para votar para favorecer ilegalmente a la empresa brasileña.
La riqueza de Cabeza de Vaca, de acuerdo con la UIF, incluye casas en México y Estados Unidos, extensos ranchos, departamentos de lujo en Santa Fe, con campos de golf, y cuentas millonarias recibidas por familiares y socios. También, acusado según documentos atribuidos a la DEA, por presuntos vínculos con el crimen organizado.
Tamaulipas necesita poner fin a la impunidad. Los gobernadores que han traicionado a Tamaulipas deben ser procesados, y que sea la justicia la que determine su destino.
Ya basta de impunidad.