Cuando uno de los cineastas más influyentes de la historia admite que una película se le quedó rondando incluso mientras dormía, algo fuera de lo común ocurrió en la pantalla, eso fue exactamente lo que le pasó a Martin Scorsese tras adentrarse en el universo que Guillermo del Toro construyó para su nueva versión de Frankenstein.
El director estadounidense reveló que las imágenes y la atmósfera del filme fueron tan contundentes que se filtraron hasta su subconsciente, pues no se trató de una impresión pasajera, sino de una experiencia que siguió viva después de que terminó la proyección.
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Este episodio onírico funciona como una confirmación del impacto visual y emocional que Del Toro está imprimiendo en uno de sus proyectos más ambiciosos para Netflix, una obra que ya ha comenzado a resonar con fuerza en la industria cinematográfica.
“Soñé con ella”: el eco de una película que no se va, Scorsese, quien pudo ver la cinta en su estado final, confesó que la reinterpretación del mito de Mary Shelley y su atmósfera gótica lo acompañaron incluso durante el descanso nocturno.
“De hecho, lo soñé […] Es una obra extraordinaria. La película se queda contigo. Simplemente se queda contigo. Es muy conmovedora. Una hazaña notable. Una gran ópera”, expresó el cineasta.
Para el director de Taxi Driver, la propuesta de Del Toro logra algo poco común: ser profunda, hermosa y perturbadora al mismo tiempo, una combinación que deja huella más allá de la sala de cine.
Una relación que trasciende generaciones
El peso de estas palabras se amplifica al recordar el vínculo que une a ambos cineastas desde hace casi tres décadas, Scorsese no solo ha sido colega de Del Toro, sino también mentor y una figura clave en un momento crítico de su carrera, cuando el director mexicano estuvo cerca de abandonar Hollywood.
Desde entonces, ambos han compartido una convicción: proteger la memoria del cine y rescatar obras fundamentales del olvido. Para Scorsese, atestiguar el presente creativo de Del Toro es confirmar que esa misión continúa viva.