A través del basquetbol, el profesor Rafael Elizondo Escamilla enseñó disciplina, valores y educación, que han dejado huella en los corazones de exalumnas de la Escuela de Basquetbol. “Nos ayudó en nuestra formación personal y a ser mejores personas; gracias por su tiempo, dedicación, cuidados, consejos y su amistad”, comparten exalumnas el mismo pensamiento durante un convivio con su mentor en el restaurante Tomatillos, realizado el 18 de octubre.
El profesor Rafael Elizondo, de 86 años, llegó puntual a la cita de ese día y su expresión, al ver a sus discípulas, fue de agradecimiento. “El trofeo más grande es el que llevo en mi corazón. El mejor trofeo es el de ustedes con sus palabras, muestras de cariño, todos los valores que tratamos de enseñar no fueron en vano”, expresó el querido maestro con un dejo de nostalgia en su voz. En la convivencia recordaron varias anécdotas dentro del basquetbol.
Desde su asiento, el profesor les explicó la técnica para tirar, haciendo el movimiento con las manos, mientras sus anfitrionas le miraban atentas. “Recordar es volver a vivir”, afirmó.
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Las exalumnas de la Escuela de Basquetbol que asistieron a la reunión fueron: Elizabeth Paz, Dinorah Retiz, Anahí Sánchez, Maribel Larumbe, María Guadalupe Godina, Adriana Martínez, Aída Berenice López, Nancy Paz, Keren Castillo, Olga Elizondo, Alma Chapa, Dulce Oliver, Valeria Cervantes, Vilma Paz, Karen Tiscareño, Aidé Vega, Luz Solís, Gina Ochoa, Brenda Cervantes, Karla Aguilar, Cleide Muñoz, Rosey Muñoz, Jocabed Chávez, Valeria Sánchez, Roxana Elizondo, Brenda Elizondo y Delia Desiré López.
Durante la convivencia le regalaron un pastel que combina los sabores de vainilla, plátano y piña, adornado con temática de campamentos de verano. “Él organizaba los cursos de verano cada año, dirigido a padres e hijos y siempre nos entregaba una carpeta con toda la información del evento”, rememoraron.
Desde el inicio de su trayectoria, el profesor Rafael Elizondo demostró una dedicación incondicional hacia sus equipos. “Invirtió tiempo, esfuerzo e incluso recursos propios para asegurar que sus jugadoras siempre tuvieran lo necesario: materiales, uniformes y espacios dignos para entrenar.
Su liderazgo se caracteriza por la cercanía, la motivación constante y la capacidad de transmitir amor por el juego”, subrayaron. Recordaron que el maestro destacó por su habilidad para enseñar los fundamentos con un enfoque detallado y formativo, especialmente la técnica de tiro, disciplina que ha dejado huella en muchas de sus jugadoras.
“Su mayor legado está en la pasión que despertó en quienes entrenó: inspiró a visualizar metas, a soñar en grande y a trabajar con convicción para alcanzarlo”, refirieron. El querido maestro marcó caminos, un mentor que impulsó vocaciones y un ser humano que siempre dio un paso más por su equipo.
Su impacto trascendió la cancha, vive en la identidad y el crecimiento personal de cada jugadora que tuvo la oportunidad de ser guiada por él. “Con su jubilación y pensión, el profesor Elizondo cierra un capítulo importante en su carrera, pero sabemos que su legado y enseñanzas seguirán siendo recordados y aplicados por todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo y aprender de él”, expresaron.