QUERÉTARO.- El horror de la violencia se ha mudado al futbol. En lo que parecía ser un rutinario partido del futbol se desató una monumental pelea en las tribunas que ha dejado imágenes para el olvido. El partido entre Querétaro y el Atlas terminó en una batalla campal en distintos puntos del estadio Corregidora.
Los aficionados que no tenían intención de pelear bajaron a la desesperada al campo de juego para resguardarse en la peor agresión de la que se tiene registro entre aficionados en México. Los futbolistas de ambos clubes pegaron la carrera directo a los vestidores. Se habían jugado 62 minutos. Pasadas las 9:00 de la noche, las autoridades aún no informaban del saldo exacto de heridos, pero se habla que son al menos 22, algunos graves.
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La televisión mostraba cómo una familia de padre, madre y dos hijos corría por el césped para intentar resguardarse.
La seguridad del estadio, deficiente y desbordada, no podía más que guiar a los aficionados hacia los túneles de salida. En las imágenes de la televisión no se ven policías.
El guardameta del equipo local, Washington Aguerre, pedía a sus hinchas que se tranquilizaran, pero sin respuesta. En el otro lado del campo, un aficionado cubierto de sangre imploraba para que le dejaran de dar de puñetazos. En el centro del campo, un aficionado rojinegro protegía a su pareja de las patadas de un grupo de hombres desaforados.
En el exterior del estadio las golpizas seguían, e incluso se ve en videos de aficionados en redes sociales, hubo aficionados que terminaron ensangrentados y desnudos que pese a estar noqueados en el piso seguían recibiendo golpes. El terror total y nunca antes visto en un partido de futbol en México.