A meses del descubrimiento del cometa 3I/ATLAS, la NASA actualizó los datos disponibles y confirmó un hallazgo que llamó la atención de la comunidad científica: la presencia de volcanes de hielo en su superficie. La agencia también precisó su ubicación actual y el periodo ideal para observarlo en el cielo.
El mismo día que se confirmó que el cuerpo celeste contiene dióxido de carbono, agua, trazas de cianuro y una aleación de níquel, la NASA ajustó su trayectoria y dejó claro que no representa ningún riesgo para la Tierra. Según la simulación oficial Eyes on the Solar System, el 2 de diciembre el cometa se ubicaba a 282.5 millones de kilómetros de nuestro planeta.
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Aunque continuará acercándose guiado por la gravedad del Sol, su punto más próximo será de alrededor de 270 millones de kilómetros, una distancia que descarta por completo un posible impacto. La agencia reiteró que, pese a haber pasado dentro de la órbita de Marte, ahora el cometa se aleja del Sol y no tendrá ninguna aproximación peligrosa, sin embargo, su punto más cercano ocurrirá el 19 de diciembre de 2025, cuando, incluso entonces, estará a 1.8 unidades astronómicas de la Tierra.
El interés por 3I/ATLAS proviene de su origen: es un cuerpo que no pertenece al sistema solar y sigue una trayectoria hiperbólica, por lo que solo está “de paso” antes de continuar su viaje por el espacio interestelar y no volver a ser visto.
En cuanto a su observación, la NASA informó que, tras haber pasado detrás del Sol, el cometa volvió a ser visible desde la Tierra y las mediciones se retomaron el 31 de octubre, y, aunque no será posible verlo a simple vista, pero puede detectarse antes del amanecer con un pequeño telescopio, y permanecerá observable hasta la primavera boreal de 2026, que inicia el 20 de marzo.
