El capibara es de la familia de los roedores y es capaz de llevarse bien con casi todos los animales, menos los que se lo quieren comer, su gran tamaño y peso lo vuelven el roedor que se ve más ameno de todos.
Acostumbran vivir en grupos de diez o veinte individuos aunque se han identificado poblaciones incluso de más de cien especímenes, ya que son animales bastante sociables entre ellos y con otros animales.
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Se ubican en muchas partes del continente americano, desde Argentina hasta México, y en general se le conoce con el nombre genérico más extendido de capibara.
Su morfología lo convierten en un animal que llama mucho la atención porque se parece a un ser bastante relajado y que no quiere meterse en problemas.
Su cuerpo está en forma de barril y su cabeza es pequeña en comparación con el resto de su tronco, generalmente su pelaje es color rojizo.
Las dimensiones del capibara son, en un máximo, de largo hasta 1.3 metros y mantener un peso promedio en condiciones óptimas nutricionales de 65 kilogramos.
Sus pies son un poco palmeados, no tienen cola y ostentan una hilera de veinte dientes; las patas posteriores son más largas que las delanteras.
Se comunican entre ellos con una especie de ladridos o sonidos, más o menos a la idea de un perro, que sirven como señal de alarma y alerta para otros individuos; aunque también se pueden vincular con señales de felicidad.
Sus conductas y comportamientos le han ganado un extremo de sociabilidad que lo han llevado a ser capturado en momentos icónicos con muchos otros animales como si fueran grandes amigos entre ellos.