En los últimos años, la inteligencia artificial ha tenido un auge bastante fuerte, sobre todo para las nuevas generaciones, mismas que la han usado para todo tipo de situaciones, incluso hasta para entablar conversaciones.
Pero hay que tener mucho cuidado, aunque pienses que solo estas platicando con un sistema inteligente y no pasa de ahí, la realidad es que todo queda grabado y en su momento puede ser usado por autoridades.
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Si usas ChatGPT para obtener apoyo emocional o terapia, tus conversaciones con la IA de OpenAI podrían no ser tan privadas como imaginas, un juez podría solicitar la revisión de tus interacciones con el chatbot.
Esta fue la declaración del propio Sam Altman, CEO de OpenAI quien indicó todavía no hay regulaciones inmediatas respecto al uso de la Inteligencia artificial.
actualmente no hay un marco de confidencialidad legal porque la industria de inteligencia artificial aún no define cómo proteger adecuadamente estas conversaciones delicadas
Esta es una de las diferencias entre la realidad y la inteligencia artificial, es decir, no existe de momento una confidencialidad similar a la de médico-paciente que sí se aplica con un profesional real.
Esta problemática, surgió cuando Sam Altman, respondió a una pregunta sobre cómo funciona la inteligencia artificial en el sistema legal actual, por lo que enfatizó que la falta de un marco legal y de políticas aplicadas a la IA, es uno de los principales problemas que se afronta en todo el mundo, similar al que se presentó cuando surgió el internet y las redes sociales.
CHATGPT EL NUEVO CONFIDENTE Y AMIGO
ChatGPT no solo se usa en entornos de productividad y creatividad, sino también para que las personas hablen con la IA sobre sus problemas más personales.
Este comportamiento se observa principalmente en jóvenes, quienes utilizan la IA no solo como terapeuta, sino también como coach de vida e incluso le consultan sobre problemas de pareja para saber qué deben hacer.
Todo esto, sin duda abre un gran debate sobre la gran diferencia entre los profesionales humanos y la inteligencia artificial; si una persona habla con un terapeuta, abogado o médico, existe el privilegio legal de la confidencialidad, pero en la IA no existe tal cosa, por lo cual, si las autoridades tienen sospechas o comprueban que la aplicación fue usada con el afán de atender situaciones complejas que deriven en daños a otras personas, un juez, podrá solicitar esos diálogos.
Según el CEO, esto puede generar varios problemas de privacidad para las conversaciones de los usuarios si se presenta una demanda.
En ese escenario, OpenAI la empresa que dirige Altman, estaría legalmente obligada a entregar dichas conversaciones, esta falta de privacidad podría provocar que menos personas usen sus productos, porque podrían percibir que no es seguro exponer su información a una empresa que no puede garantizar el control total sobre esos contenidos.