El fracaso del Starship se ha convertido en una constante preocupante para SpaceX.
En su tercera misión de prueba consecutiva con resultados adversos, el gigantesco vehículo espacial explotó luego de perder estabilidad durante su descenso hacia la Tierra, sumando un nuevo tropiezo a los ya ocurridos en enero y marzo de este mismo año.
Explota otro cohete Starship
Pese a los contratiempos, la compañía insiste en que cada error representa una lección valiosa rumbo a su ambicioso objetivo: transportar humanos a Marte.
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El lanzamiento tuvo lugar en la base espacial Starbase, en la costa de Texas, donde el despegue inicial se llevó a cabo sin anomalías. Miles de espectadores siguieron el evento en directo a través de redes sociales.
Sin embargo, minutos después de que la etapa impulsora Super Heavy se separara, comenzaron los problemas. Aunque estaba previsto que descendiera controladamente en el Golfo de México, la maniobra terminó en una explosión en pleno retorno.
Otro punto crítico fue la imposibilidad de desplegar satélites de prueba desde la bahía del Starship, lo que impidió verificar un componente clave de futuras misiones comerciales.
Starship, tenemos problemas
El fallo en la apertura de compuertas supuso un corte prematuro en esa fase del experimento, lo que compromete la capacidad del vehículo de portar las versiones avanzadas de los satélites Starlink.
A los 35 minutos del vuelo, el cohete comenzó a rotar fuera de control mientras atravesaba la atmósfera. La pérdida de orientación impidió una reentrada segura, y las transmisiones en vivo sufrieron múltiples interrupciones.
SpaceX atribuyó el incidente a una fuga en los tanques de combustible, una causa similar a la de anteriores percances.
Aunque la compañía liderada por Musk asegura que los fallos ayudan a perfeccionar su tecnología, este nuevo fracaso del Starship pone en entredicho los plazos propuestos para misiones a Marte y compromisos con la NASA.