De buenas a primeras, Marcelo Olán Mendoza, director de Oficinas Fiscales y Establecimientos de Bebidas Alcohólicas (sí, ese es el cargo oficial), anunció un convenio con la Sección 30 del sindicato magisterial de Tamaulipas. La idea, dijo, es que los maestros “no se ausenten de clases” cuando tengan que hacer un trámite fiscal.
Uno pensaría que se trata de una revelación. Pero no: es apenas la constatación de que en pleno siglo XXI seguimos necesitando permisos, filas y ventanillas para lo que en cualquier país civilizado se resuelve desde el celular.
Olán explicó que la instrucción recibida es clara: “darles todas las facilidades a los maestros”. ¿Cómo cuáles? Nadie sabe. Tal vez horarios especiales, quizá ventanillas VIP, quizá un “fast pass” como en Disney. El funcionario pidió paciencia: todavía están en pláticas. Traducido: todavía no tienen ni la menor idea.
El convenio con el sindicato magisterial suena más a anuncio para la foto que a solución real.
Porque si el maestro pierde horas de clase para ir a pagar el refrendo, no es solo culpa del maestro, sino de un sistema fiscal avejentado e ineficiente.
¡¿Y por qué no hacer todos los trámites rápidos, para todos los usuarios, sin necesidad de ser maestro o diputado?!
Bienvenidas las buenas intenciones, pero, señor Olán, no nos vendría mal un poquito menos de “estamos en pláticas” y un poquito más de oficinas fiscales que funcionen como deberían: rápido, claro, digital y sin necesidad de sacrificar ni una clase.
¿Usted qué opina?