Dentro de las efemérides del mes patrio, se ha puesto como una fecha significativa el 13 de septiembre que, desde primaria recordábamos como la “Fiesta de los Niños Héroes”, motivo en el que muchas asambleas escolares, el monumento que está en su homenaje en la colonia Viveros, así como el hemiciclo que está en Chapultepec de la Ciudad de México, que contara con la visita de la Presidenta, algunos miembros del Colegio Militar, que, al oír el nombre de los cadetes, responden con fuerte voz “¡Murió por la Patria!”.
Aunque hay historiadores serios que han puesto en duda el relato oficial, no dejo de preguntarme sobre quiénes son hoy los niños héroes. Porque hoy hay un invasor silencioso que ha entrado en prácticamente todos los hogares de México, al principio como una necesidad de comunicación, convirtiéndose como un instrumento de información, y que hemos permitido que afecte las relaciones entre las familias y fuertes distractores en la educación escolar. Un instrumento que nos facilitar la vida y que, si lo permitimos, nos atrofia la sensatez si lo permitimos: nos referimos al celular. Una maravilla de la comunicación que pone a todos los conocimientos de la humanidad o bien, crea una de las adicciones de mayor crecimiento en los seres humanos.
En el sitio de la revista “Xakata” en su versión digital publicó el siguiente artículo: “El papado del ahora difunto Francisco ha ido más allá del prisma religioso. El Papa destacó la influencia global y una capacidad para conectar con temas de la vida cotidiana, incluso aquellos que parecen alejados de la esfera vaticana. La tecnología, y en concreto el móvil, también tuvieron cabida a pesar de ser un tema puramente secular. Hace escasas semanas, para su vídeo de abril, el difunto papa expresó sus deseos en relación al uso que hacemos de la tecnología. “Usar la tecnología para unir, no para dividir.
“¡Cuánto me gustaría que mirásemos menos las pantallas y nos mirásemos más a los ojos! Si pasamos más tiempo con el móvil que con la gente, algo no funciona. La pantalla nos hace olvidar que detrás hay personas reales que respiran, ríen y lloran.
Las consecuencias de este hecho son negativas. El aislamiento y la falta de comunicación real son problemas cada vez más frecuentes, y de la misma manera, el teléfono nos genera una distracción constante que nos impide estar presentes en cada momento. El difunto papa alertó sobre un tema recurrente al hablar del uso del móvil: la dependencia que tenemos a él y cómo está cambiando las relaciones sociales.
En la actualidad, más de la mitad del planeta cuenta con un Smartphone en su bolsillo. Todavía no está al alcance de cualquiera, un aspecto no menos importante que el papa destacaba en este clip.
“Es verdad, la tecnología es fruto de la inteligencia que Dios nos ha dado. Pero hay que usarla bien. No puede beneficiar solo a unos pocos mientras que otros quedan excluidos. ¿Está la tecnología enriqueciendo nuestras vidas? ¿O quizá también la empobrezca? Este es otro de los mensajes tratados de una persona siempre involucrada con los más desfavorecidos.
“¿Qué tenemos que hacer entonces? Usar la tecnología para unir, no para dividir. Para ayudar a los pobres. Para mejorar la vida de los enfermos y de las personas que tienen capacidades diferentes. Usar la tecnología para cuidar de nuestra casa común. Para encontrarnos como hermanos.”
Por último, aludía a estas tecnologías como medio para afrontar los grandes problemas del mundo actual. De nuevo, el Papa animaba a que las personas no reemplacen las relaciones intrapersonales.
Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas, y ayude a afrontar las crisis de nuestro tiempo.
Este será el último vídeo protagonizado por el papa Francisco, cuyas últimas palabras han resonado de manera particular en un mundo cada vez más dominado por las pantallas. Su reflexión, sencilla pero profunda, nos interpela directamente como usuarios y como sociedad: en un panorama tecnológico en constante evolución, las palabras del Papa emergen como un recordatorio crucial de la importancia de equilibrar nuestra vida digital con la interacción humana más genuina.”
Hasta aquí las palabras de la revista en cuyas ideas seria difícil discrepar, ya que la gran mayoría de nosotros nos hemos dejado acaparar de tal manera de los celulares, que me da la impresión de que ya formamos parte de el dominándonos de una manera, en la mayoría de las ocasiones inaceptable.
Pero hoy recalco en los niños. Aunque, en teoría, los celulares no deben de darse a menores de edad, la realidad es otra. Muchos de ellos son adictos. Pero, afortunadamente y apoyados por sius padres, no han caído en la trampa y, aunque no han prescindido de él, no se han dejado dominar. Ellos son los niños héroes, los que se dejan llevar por sus inteligencias y no por las tendencias. Pero en ello, en convertir su hogar de niños héroes, usted tiene la última palabra.
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