Hoy regresan a clases más de 75 mil alumnos y otros tantos en diversos niveles tanto en planteles públicos como privados y para gran parte de la ciudad esto significa una reactivación económica de grandes proporciones, pues la infancia neolaredense mueve mucho dinero.
Si bien el regreso a clases tuvo la implicación de la inversión de un promedio de 5 mil pesos por alumno, regresar a la rutina de cargar gasolina, ir y venir de casa o el trabajo todos los días, en ocasiones comprar el lonche, la comida y algunos antojitos, materiales para las tareas, entre muchas otras cosas, implica un circulante considerable que la ciudad perdió por más de dos meses.
Claro, esto también está relacionado a los ciclos de pagos, que pueden ser semanales o quincenales, la economía local estaría retomando hoy un ritmo que había perdido durante gran parte del verano, obvio, presupuestado para aquellos que lo han vivido en más de una ocasión, pero en general, pone fin a un suplicio para múltiples emprendedores.
Este fin de semana en particular hubo críticas y un dilema respecto a si las personas habían dejado las compras de uniformes, útiles y calzado para el último por simple desidia o si tenía que ver con los ciclos de pago, pero en opinión o testimonio de la mayoría, tenía más que ver con que los sueldos o que el dinero llegara entre viernes y sábado para poder completar las listas que habían dado a conocer las escuelas.
La cifra de los 5 mil pesos que le mencionamos era un promedio, pues en las encuestas que realizamos surgieron muchas variables en las que tenemos que considerar el grado, institución, etc., pero en general, es el punto medio por alumno, tomando en cuenta útiles, uniformes, mochila, calzado, etc., de igual manera, considerando que algunas familias tuvieron la forma de ahorrar al reutilizar algunas de las cosas, o simplemente postergar, como en el caso de los zapatos, mochila, etc., el gasto, especialmente quienes heredaron entre hermanos o familiares algunos de los requisitos de la lista
En general, hoy la ciudad recupera al 100 por ciento su ritmo habitual, entre el tráfico, derrama económica y en general, la rutina de miles de padres de familia en Nuevo Laredo.