COMPARTIENDO OPINIONES

Kamchatka

Escrito en OPINIÓN el

En el hospital de Petropavovsky, una ciudad rusa de la península de Kamchatka, unos médicos realizaban una operación, cuando les sorprendió un temblor de los más intensos en los últimos años. A pesar de que el instinto de conservación haría huir a cualquiera, ellos siguieron su trabajo: salvar vidas aun exponiendo a suya. Su heroísmo salió publicado en casi todos los diarios y fue ampliamente comentado en las redes sociales.

Al mismo tiempo, en Hawái se dio una alerta de tsunami, para que se extremaran precauciones. Para algunos surfistas, ávidos de adrenalina, fue el llamado para surfear una ola así. “Este es una aviso que se debe de tomar en serio”, manifestaron las autoridades marinas, al ser informadas de un hecho que, afortunadamente, solo fue una alarma, pero que mostró que algunos son capaces de arriesgarse por un deporte extremo, aun poniendo en riesgo su propia vida. Exponer la vida para tener difusión en las redes sociales.

Por otro lado, una influencer fue atropellada por un tren mientras ondeaba una bandera, a pesar de las repetidas advertencias que se dieron desde el tren. Irónicamente, esta tragedia la hizo viral.

Tres reacciones distintas: una el heroísmo y otras, la temeridad, a todas luces innecesaria. El debate se enciende en las redes sociales, para quienes este tipo de eventos son aquellos sobre lo que se gusta discutir o argumentar.

En estos días, alrededor del jubileo de los jóvenes en Roma, el pasado 29 de julio, en un mensaje a los influencers, el Papa León XIV ha sugerido:

“Les hago un llamado a todos ustedes: “Que vayan a reparar las redes”. Jesús llamó a sus primeros apóstoles mientras reparaban sus redes de pescadores. También lo pide a nosotros, es más, nos pide hoy construir otras redes: redes de relaciones, redes de amor, redes de intercambio gratuito, en las que la amistad sea auténtica y sea profunda. Redes donde se pueda reparar lo que ha sido roto, donde se pueda poner remedio a la soledad, sin importar el número de los seguidores —los follower—, sino experimentando en cada encuentro la grandeza infinita del Amor. Redes que abran espacio al otro, más que a sí mismos, donde ninguna “burbuja de filtros” pueda apagar la voz de los más débiles. Redes que liberen, redes que salven. Redes que nos hagan redescubrir la belleza de mirarnos a los ojos. Redes de verdad. De este modo, cada historia de bien compartido será el nudo de una única e inmensa red: la red de redes, la red de Dios.

“Sean entonces ustedes agentes de comunión, capaces de romper la lógica de la división y de la polarización; del individualismo y del egocentrismo. Céntrense en Cristo, para vencer la lógica del mundo, de las fake news y de la frivolidad, con la belleza y la luz de la verdad.”

Hasta aquí las palabras del Papa. Las redes sociales son una realidad de la que ya no podemos escapar. Elegimos lo que vemos, y lo que elegimos ver describe nuestra personalidad mejor que cualquier retrato, donde admiramos a los héroes de lo absurdo mientras aquella filosofía que nos humaniza es desechada por aburrida, no hacen más que reflejar la realidad que vivimos, que nos atemoriza, pero es consecuencia de todas las pequeñas acciones que dejamos de hacer que hacen la diferencia.

Y nosotros ¿admiramos a los héroes y envidiamos a los cínicos? En ello, como siempre, usted tiene la última palabra.

Padreleonardo.hotmail.com