Si de repente ve en las redes sociales que todo mundo anda de paseo, felices por Europa, el Caribe, Los Cabos, o la Riviera Maya, la realidad es distinta, al menos para la mayoría.
Si necesitaba una noticia de consuelo: usted, querido lector o lectora, no está solo. Siete de cada diez personas tampoco pudieron salir de vacaciones este verano, de acuerdo a una encuesta realizada en el portal de El Mañana.
Así que si usted también se quedó viendo la vida pasar desde el porche, con el ventilador en modo huracán y una limonada como único plan turístico… bienvenido al club más nutrido de la temporada: los que vacacionamos entre la sala y el patio.
Según una encuesta en el portal de El Mañana, el 41 por ciento de los participantes dijeron que no salieron de vacaciones “porque no tengo dinero suficiente”. Y uno pensaría que la tristeza es contagiosa, pero más bien lo que se contagia es la resignación presupuestal. A ese porcentaje se suman otros que tampoco pudieron: 21 por ciento porque tienen que trabajar (¡oh, gloriosa esclavitud moderna!) y 14% porque las próximas inscripciones, colegiaturas, uniformes y útiles escolares están ahí, en este país donde la educación pública también cuesta.
En total, más del 75 por ciento de los encuestados dijeron que no se fueron de vacaciones por razones económicas o laborales. Y los que sí salieron, tampoco es como que hayan cruzado océanos. Sólo un 16% logró escapar de la ciudad con los niños -aprovechando que no hay clases- y un discreto 8% se dio una vueltecita cerca, no muy lejos, porque “se vienen gastos importantes”. Traducción: nos vamos a endeudar para septiembre.
Así está la radiografía rápida y clara del estado emocional, financiero y social de buena parte de nuestra ciudad. Además de las playas y selfies en la alberca, estamos hablando del derecho al descanso, al tiempo en familia, al respiro merecido después de trabajar todo el año. Y se trata también del peso de una economía que, para la mayoría, no da tregua ni siquiera en temporada baja.
Si usted no fue a ningún lado este verano, no se sienta menos. Si acaso, siéntase parte de una mayoría silenciosa que merece un descanso, aunque sea en casa: merece vacaciones pagadas, merece ingresos dignos y merece un calendario con más fines de semana largos y menos cuentas por pagar.