Cabeza de Vaca parece ser tan fanático de la serie protagonizada por Kevin Costner, que se fue de visita con su familia a Yellowstone, desde donde posó con todo y sombrero vaquero para presumir en sus redes sociales, pero esto nos deja diversos contrastes, pues mientras el exgobernador no cruza a México por las órdenes de aprehensión en su contra, Rivas no puede visitar Estados Unidos porque le quitaron su pasaporte y ni con el costoso amparo habrían accedido a regresárselo.
El cinismo impera en ambos personajes que en su momento fueron cómplices del despojo a la ciudad y que hoy le permite a uno vivir lujosamente desde hace años en el exilio y, al otro, ganar tiempo fuera de prisión con amparos.
Ambos han querido presumir su vida social en redes; sin embargo, en los comentarios de los tamaulipecos, no faltaron los señalamientos, como en el caso de Cabeza de Vaca, a quien tildaban de ser un ladrón y prófugo de la justicia, claro que algunos de éstos parecían ser borrados eventualmente por quien sea que le maneje sus cuentas.
Para estos dos personajes la palabra sería simplemente cinismo, pues más allá de las acusaciones que enfrentan en materia de denuncias formales en su contra, es claro en la noción de la mayoría de los neolaredenses -en el caso de Rivas- y el resto de los tamaulipecos -al hablar de Cabeza de Vaca-, que sus respectivas gestiones fueron las peores en la historia recientes de la ciudad y estado, en las que imperaron la falta de obra relevante y un descuido generalizado que sólo se puede traducir en un robo desmedido del presupuesto que debía ser destinado al bien de nuestra región.
Su paso por la alcaldía y gubernatura, respectivamente, dejaron a Nuevo Laredo y a Tamaulipas en un retraso que aún está en proceso de ser resarcido, pues siempre es más fácil destruir que construir.