COLUMNA INVITADA

50 aduanas impulsando a México, la nueva era del comercio exterior

Escrito en OPINIÓN el

Mientras otras economías luchan por fortalecer sus finanzas públicas sin recurrir a mayores impuestos en plena guerra arancelaria iniciada por los Estados Unidos, México tiene hoy un motor silencioso, pero potentísimo, en pleno auge: sus 50 aduanas. Y es que, bajo el liderazgo de Rafael Marín Mollinedo, la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), vive su mejor momento desde su creación. Y no solo en materia de control, combate a la corrupción o seguridad, sino también como columna vertebral de la recaudación tributaria. Las cifras son contundentes.

Según el más reciente Informe Mensual de la ANAM, las aduanas mexicanas lograron una recaudación récord de casi 712 mil millones de pesos en el primer semestre de 2025, lo que representa un aumento del 23% respecto al mismo periodo de 2024. Esta tendencia no es casualidad. Es resultado de una estrategia técnica, disciplinada y orientada a resultados, que hoy le permite al Gobierno Federal, en palabras del propio subsecretario de Ingresos de Hacienda, Carlos Lerma Cotera, descartar la necesidad de una reforma fiscal para el Paquete Económico 2026.

Y es que cuando una institución recauda bien, con transparencia y eficacia, apoyada por sus aliados estratégicos, los agentes aduanales, la presión por crear nuevos impuestos disminuye. Ese es el verdadero poder transformador de una política aduanera bien gestionada y que fortalece al país.

Desde el comienzo de su segundo periodo al frente de la ANAM, Rafael Marín Mollinedo ha enfocado sus esfuerzos en tres grandes ejes: recaudación efectiva, combate al contrabando y profesionalización del personal aduanero. A eso se suma la implementación gradual de tecnologías de inspección no intrusiva, digitalización de procesos y vigilancia coordinada con Fuerzas Armadas y otras dependencias.

Los resultados son visibles no solo en los informes financieros, sino también en la percepción social: más del 80% de la población aprueba la gestión de la presidenta Claudia Sheinbaum, y parte de ese respaldo se sustenta en la promesa cumplida de no aumentar impuestos, financiando programas sociales y proyectos estratégicos con una recaudación más eficiente.

El desglose de los ingresos es revelador. El IVA representa 70.1% del total, seguido por el IEPS con 15.6%, y otros conceptos como el Impuesto General de Importación (IGI), el Derecho de Trámite Aduanero (DTA) y el Impuesto sobre Automóviles Nuevos (ISAN), que en conjunto aportan 14.3%.

Las aduanas marítimas que reciben principalmente todo lo que no tiene tratado comercial con México, captaron el 52% del total nacional, destacando Manzanillo (25%), Veracruz (19%), Lázaro Cárdenas (17%) y Tuxpan (11%).

Las fronterizas que recaudan menos por la vigencia del T-MEC, aportaron el 33%, con Nuevo Laredo liderando con 47% de ese subtotal, seguida de Ciudad Juárez (13%) y Colombia, Nuevo León (7%).

Las aduanas interiores sumaron el 15% restante, con una notable participación de la aduana ubicada en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que generó el 24% del ingreso de este grupo.

Cada punto porcentual cuenta, porque cada peso recaudado permite financiar programas sociales, garantizar servicios públicos, reforzar la seguridad nacional y apoyar la infraestructura logística. Las aduanas, como primer filtro de defensa ante el ingreso de mercancías ilegales o peligrosas, también protegen la salud y seguridad de los mexicanos, al tiempo que dan certeza a las empresas que compiten en un mercado legal y justo.

De ahí que el subsecretario Lerma Cotera haya sido tan claro: no habrá reforma fiscal, pero sí una revisión a fondo de la Ley Aduanera y de los llamados “gastos fiscales”. Esto abre la puerta a perfeccionar los procesos de revisión, fiscalización, devolución y verificación, asegurando que quien paga, pague lo justo, y que quien evade, no lo haga impunemente. A esta visión se han sumado, con toda responsabilidad, los agentes aduanales de México y representantes de la iniciativa privada que son usuarios diarios de las aduanas.

Así, comienza a cambiar la percepción de la gente respecto a las aduanas. De zonas grises y burocráticas, a instituciones modernas, confiables y sobre todo estratégicas para el crecimiento nacional. Resulta muy emocionante para mí, como actor del comercio exterior desde hace varios años, ver este cambio en el que el papel de las aduanas es crucial no solo en la seguridad y el comercio, sino en la estabilidad macroeconómica del país.

Un gobierno que recauda bien no necesita presionar a los ciudadanos con nuevos impuestos. En ese sentido, el éxito aduanero no es solo técnico, sino político y social.

Lo que el Gobierno Federal ha logrado con la ANAM es un ejemplo de que el fortalecimiento institucional sí da resultados, y que México puede crecer con orden, justicia y eficiencia. Las aduanas no solo son puntos de entrada de mercancías: son también las puertas de desarrollo para el país. La consolidación de México en el ámbito internacional en pleno siglo XXI.