Dicen que lo barato sale caro y para prueba está el puente o paso elevado de la Carretera Aeropuerto y Monterrey, que si bien no fue ‘barato’ para el erario, pues costó más de 79 millones, pero su construcción evidencía que los constructores y la administración de Cabeza de Vaca economizar en materiales y en todo lo que pudieron, pues por esa cantidad, debería haberse entregado algo bueno.
Decimos que salió más cara, pues con esos 79 millones no debería requerir más que el mantenimiento usual durante algunos años, pero a los 3 meses de ser entregada, ya presentaba fisuras y hundimientos en la parte alta, y debieron hacerle algunos arreglos, pero la actual administración tendrá que invertirle 31 millones más para hacer las reparaciones necesarias y que el puente sea seguro para el denso tráfico pesado; sumando de esta manera al menos 110 millones en ese puente.
Para colmo, esta que es casi la única obra visible entregada a Nuevo Laredo por la administración de Cabeza de Vaca en todos sus seis años, ni siquiera fue costeada con presupuesto estatal sino del Fideicomiso del Puente 3, básicamente dinero de la ciudad, que debe invertirse en obras relacionadas al cruce, como en este caso en una vía que conduce a este.
Desde el principio la obra fue muy cuestionada y más aún cuando se concluyó y comenzaron las quejas de su evidente mala calidad y el temor de algún incidente, pues el puente debe resistir un constante paso de pesadas unidades comerciales, además del tráfico ligero, pues se trata de una vía muy concurrida en la ciudad para conectar a líneas transportistas con los accesos de la ciudad y al Puente 3.
El temor es sin duda comprensible y si bien esto no puede quedar así por mucho tiempo, no ha sido clausurado aún porque está dentro del rango en el que no hay inminente colapso, además de que ya está en puerta la inversión de 31 millones para hacer las reparaciones.