Desde hace años los concesionarios del transporte público se han quejado de que sus propios choferes merman sus ganancias al tapar las barras contadoras, para reportarles una cantidad considerablemente menor de pasajeros y por lo tanto de dinero.
Si bien esa parte solo se podría combatir con un sistema de cámaras y un programa a base de inteligencia artificial que los concesionarios no estuvieron dispuestos a adquirir, el sistema de prepago sí podría resolver de una manera más sencilla la problemática al restringir el uso de efectivo.
Al principio generaría incomodidades, sin duda, pero eventualmente daría a los concesionarios el recurso total del pasaje, pero también dejarían de tener excusas de no invertir en mejores unidades, pues además, reciben un apoyo en combustible y están a punto de incrementar sus costos a nivel estatal.
Esta última parte podría no ser tan bien recibida por los usuarios, especialmente en las ciudades en las que el parque vehicular sea arcaico, ya sea en su totalidad o en parte, por lo que esa renovación de las unidades será muy necesaria, a pesar de que el argumento es que desde hace años no abía un aumento de tarifas y que todo es más caro hoy en día.
Entonces, para los concesionarios ya no habría ‘pero que valga’, pues si se les apoya con combustible en Nuevo Laredo, y se les llega a aprobar el incremento a costo del pasaje, ya ni se diga si llegan a implementar el sistema de pago digital en el que ya no les roben sus propios choferes, además de que la ciudad ha tenido una considerable reparación de calles que ya no afectaría sus unidades, entonces ¿seguirán teniendo excusas para no dar el servicio que se merecen los neolaredenses?.