Al menos en Nuevo Laredo no existe un lugar oficial para el resguardo de los cuerpos, de todo aquel que por algún motivo ha fallecido, por lo que, ante esa difícil decisión de la materialización de una morgue, fácil es entender que es la construcción de un depósito de cadáveres una “muerte” olvidada.
Por supuesto que el tema de la defunción es un asunto a tratar muy sensible, delicado, más cuando ese ser querido aun contaba con salud y la muerte repentina ocurre, pero más lastimoso es, cuando esa persona desde que deja de existir, pasa a ser no más que un asunto de interés para la autoridad, un cuadro de circunstancias que tiene que cumplir, cubrir.
Procesos que, por supuesto le llevarán horas realizarlos, que arrastrarán elementos tan importantes como la presencial fe cadavérica, pero que, ante una carga de trabajo excesiva, de escaso personal para estas labores, el actor principal de esto, el fallecido, sus familiares deben “atenerse” a los tiempos de espera que la propia autoridad dicte.
Tiempos que son como siglos cuando el cuerpo aún permanece en ese hogar, negocio, lugar de trabajo ante una muerte “sospechosa”, por igual en ese sitio trágico al haber ocurrido en la vía pública a consecuencia de una eventualidad de violencia, de forma catastrófica o siniestrosa.
Por supuesto que se entiende la labor pericial de la autoridad ante todos estos casos, sin embargo, la “rudeza” del tiempo hace trizas a los deudos, al ver y comprobar que la muerte en todas sus versiones, no implica a su tarea ese respeto al momento.
Impotencia que se externa, que se genera de cualquier familiar de algún fallecido en similares circunstancias, temor que se agranda al entender que, terminadas esas labores, no existe un lugar apropiado, adecuado para ese resguardo del cuerpo de su ser querido.
Al saberse que aquí en Nuevo Laredo no existe un depósito para cadáveres, y que por lo mismo estos y después de las actuaciones de las autoridades, o de los propios médicos en los hospitales, en su mayoría son direccionados a espacios funerarios los que muchos no cuentan con las instalaciones apropiadas, con los mecanismos correctos para labores forenses, de conservación y resguardo.
No es por demás agregar que hace algunos años en esta frontera se tenía proyectada la construcción de una morgue, de este tipo de lugar para el resguardo de cuerpos al sureste de la ciudad, pero al no dársele la proyección adecuada, dicha idea fue rechazada sobre todo entre y por vecinos donde sería su probable ubicación.
Hoy por supuesto que cabría más que bien el retomar nuevamente esa idea, darle “vida” otra vez a dicho proyecto, por lo mismo ya contar con ese sitio que dignifique el trato correcto de todo cuerpo.
Con esto no se trata de demeritar la labor actual de las autoridades periciales ni mucho menos de las forenses, sino más bien de contribuir a que su labor pase a ser más apreciada, más apoyada, significativa y completa al contar con más personal a la par de apropiadas instalaciones.
Sabido es que en Nuevo Laredo el estudio de la medicina va haciendo brecha, la instalación de universidades, la creación de más facultades de enfermería, adicionados con carreras de criminología entre otras, juntas están creando ese piso parejo para soportar la carga que implica la atención de este tipo de eventos.
Y que por lo mismo coadyuvarán a aligerar la carga de trabajo de todos los involucrados en asuntos de defunciones por cualesquiera de los motivos que la hayan originado, lográndose con esto ser más eficientes en la atención al dar fe cadavérica, mucho más agiles las labores forenses al contar con más personal de apoyo, con excelsas instalaciones.
Ojalá que Nuevo Laredo este próximo a materializar y de una buena vez ese proyecto de depósito de cadáveres, de una morgue, pues de contar con dichas instalaciones, por supuesto que contribuiría y de inmediato a la contratación de mucho más personal para las cuestiones de fe cadavérica, en consecuencia, de una más ágil labor de levantamiento de cuerpos.
Ocasionando y que de hacerse necesario el estudio del cuerpo por el personal forense, por igual éste tenga más elementos de apoyo, contribuyendo todos en labor conjunta a que la entrega del cuerpo hacia sus familiares, sea mucho mas rápida, cordial y amable.