Hace unos días, en “El Mañana” ha salido un artículo sobre las muertes por sobredosis que se tienen registradas en Laredo, Texas. Este año van ocho. Y, aunque el número de muertes ha sido menor que el de otros años, sigue siendo preocupante. Una sola víctima es suficiente para ponernos en alerta.
No tenemos una información al respecto en nuestra ciudad, pero, es frecuente que, casi semanalmente, nos enteramos de la muerte de alguna persona en casas abandonadas, frecuentemente víctimas de una congestión alcohólica.
La falta de un sentido a la vida y del cuidado de nuestra salud, no han hecho más que acrecentar este problema, que ha existido a lo largo de la historia.
El mes pasado, el Papa León o el siguiente mensaje:
“Miremos a nuestro alrededor, sin embargo. Y leamos en nuestros rostros una palabra que nunca traiciona: juntos. El mal se vence juntos. La alegría se encuentra juntos. La injusticia se combate juntos. Pero incluso estos solo se pueden superar juntos, confiando en quienes no ganan a nuestra costa, en quienes podemos encontrarnos y atendernos con atención desinteresada.
“Hoy estamos comprometidos en una lucha que no se puede abandonar mientras, a nuestro alrededor, alguien siga preso en las diversas formas de adicción. Nuestra lucha es contra aquellos que hacen de las drogas y cualquier otra adicción —pensemos en el alcohol o el juego— su inmenso negocio. Hay enormes concentraciones de intereses y organizaciones criminales ramificadas que los Estados tienen el deber de desmantelar. Es más fácil luchar contra sus víctimas. Con demasiada frecuencia, en nombre de la seguridad, se ha librado y se libra una guerra contra los pobres, llenando las cárceles con aquellos que son solo el último eslabón de una cadena de muerte. Aquellos que tienen la cadena en sus manos, por otro lado, logran tener influencia e impunidad. Nuestras ciudades no deben liberarse de los marginados, sino de la marginación; no deben limpiarse de los desesperados, sino de la desesperación. ¡Qué hermosas son las ciudades que superan la desconfianza malsana e integran a los diferentes, y que hacen de esta integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué hermosas son las ciudades que, incluso en su diseño arquitectónico, están llenas de espacios que conectan, relacionan y fomentan el reconocimiento del otro!
“La humanidad los necesita. La educación y la política los necesitan. Juntos, por encima de toda dependencia degradante, haremos prevalecer la infinita dignidad que llevamos impresa en cada uno de nosotros. Desafortunadamente, esta dignidad a veces solo brilla cuando está casi completamente perdida. Entonces llega una sacudida y se hace evidente que levantarse es cuestión de vida o muerte. Pues bien, hoy toda la sociedad necesita esa sacudida, necesita su testimonio y la gran labor que realizan. Todos tenemos, de hecho, la vocación de ser más libres y humanos, la vocación a la paz.”
Hasta aquí lo que afirmaba el Papa. Desde hace varios años, las campañas contra el consumo de drogas ha sido una realidad. El uso de las redes sociales ha crecido de tal manera, que, la información por el tema está en manos de todos. Uno pensaría que, a mayor información habría una mayor concientización. Si bien es cierto que los avances de la medicina han podido, de alguna manera, remediar los estragos en la salud. Es lo que plantea nuevas preguntas ¿Qué ha fallado? No podemos olvidar que el resquebrajamiento de los valores y la propuesta de un estilo de vida sin compromisos, ni responsabilidades no nos han beneficiado como personas. La instrucción no es suficiente. Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.
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