RÍO REVUELTO

Haciendo ejemplo de Julio César Chávez Jr.

Escrito en OPINIÓN el

Ahora que llegamos a ese arranque “oficial” de la temida canícula, que en realidad estaríamos experimentando hasta el 11 de agosto, claro, sin contar la llamada “caniculita”, se acerca la aún más temida temporada de apagones.

Ese tema de los apagones es todo un dilema y regularmente queremos a un solo culpable, cuando todo parece indicar que hay una especie de responsabilidad colectiva, pues si bien la infraestructura o red eléctrica no ha estado a la par del crecimiento de la ciudad, también hay una severa problemática de “diablitos”, “changos” u otras formas de conectarse de manera fraudulenta.

En teoría la problemática sería menor luego de los operativos de hace algunas semanas, pero difícilmente se habría regularizado a la mayoría que se encontraba en esta situación, incluso tomando en cuenta que muchos al ver las consecuencias o multas que enfrentaron diversos empresarios, optaron por retirar sus “diablitos”.

Este año nos tocó un arranque de canícula menos severo, claro que todos entendemos que esto se debe a que coincidió con un breve pero beneficioso periodo de lluvias.

En medio de la crisis migratoria en la que predominan anécdotas de redadas y detenciones de trabajadores, el gobierno estadounidense hizo un arresto que podríamos considerar de alto perfil, por tratarse de un personaje público, que al final sirvió para seguir alimentando el discurso.

Muy sonada fue esa detención de Julio César Chávez Jr., a quien además vincularon al Cártel de Sinaloa, y todo indica que se seguirá explotando esa información para querer generalizar las acusaciones de deportistas y personajes del espectáculo mexicano asociados a las organizaciones criminales.

Desde el principio el discurso incluído palabras como “migrantes” y “criminales” en el mismo enunciado, mientras que las redadas realmente han pegado en construcciones y otros centros de empleo donde solo hay mexicanos trabajadores buscando sacar adelante a sus familias, y no criminales peligrosos.

En general, debería quedar claro que si bien el boxeador puede tener esos vínculos, no representa a la mayoría de los mexicanos que llegan a los Estados Unidos con el único fin de trabajar sin involucrarse en actividades delictivas.