Ocurrió hace unos días en una playa de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. A la influencer Michelle Sky Hayward, le pareció buena idea nadar entre las espumosas aguas de la playa, mientras reseñaba su experiencia en su canal de la red social. Se notaba que disfrutaba del chapuzón. Sin embargo, poco tiempo después se enteraba que nadaba entre aguas residuales, y la espuma…. No era precisamente espuma marina.
Cuando fue informada de su “hazaña”, quiso aclarar que, por el momento, no se sentía mal y que, hay que ser muy prudentes antes de ingresar a una playa.
En realidad, no somos tan distintos a Michelle, sólo que, a diferencia de la playa, muchos de nosotros solemos “nadar” entre un ambiente contaminante, que nos degrada, nos inmoviliza, y nos hace pasivos ante la realidad que vivimos. Muchos de nosotros estamos tan habituados a nuestras debilidades que hemos dejado de luchar contra ellas. Hemos adoptado maneras de pensar que privilegian a nuestros caprichos sobre lo correcto.
Tristemente nosotros nos hemos acostumbrado tanto a esa contaminación de valores que, consideramos normal las conductas inapropiadas en nosotros mismos, en nuestras familias, y, ¿por qué no? en la sociedad. Estamos tan acostumbrados a esta contaminación que un ambiente sano, nos parece incómodo. La amabilidad y la cortesía son conductas que no nos damos el lujo de aceptarlas, porque las prisas y la superficialidad han ocupado su lugar. Navegar por los lugares oscuros de las redes sociales nos parece excitante, aunque acallemos nuestra conciencia.
Hemos normalizado la violencia. Hace pocos días, apareció en “El Mañana” la noticia de que la violencia intrafamiliar es el delito más denunciado. Muchos de nosotros exigimos de los demás un trato que no estamos acostumbrados a dar.
¡Que valiosas son las personas que se resisten a ser contaminadas! Su sensibilidad y sabiduría les permiten descubrir ese tipo de conductas deshumanizadoras. No se detienen a culpar a los demás de sus desgracias, sino que hacen lo necesario por los demás, de manera inteligente, sabiendo que la responsabilidad es una cualidad a la que no debemos renunciar.
En un artículo publicado por la revista AICA de junio del 2023 podemos leer: “El Papa Francisco reconoció que se trata de un gran y exigente desafío, ‘porque requiere de un cambio de rumbo, un cambio decisivo en el actual modelo de consumo y producción’, alimentado con demasiada frecuencia por una cultura del descarte, llena de indiferencia”.
“Además, como indican muchos en el mundo científico, cambiar este modelo es ‘urgente’ y no puede posponerse más”. El Papa llamó a educarnos en cómo proteger el planeta y cómo eso, a su vez, puede transformar la sociedad. Aplaudió varias oportunidades e iniciativas destinadas a abordar con seriedad este desafío, y destacó la necesidad de un compromiso compartido en todos los niveles, “desde las pequeñas decisiones cotidianas hasta las políticas locales, pasando por las internacionales”.
El Santo Padre reconoció asimismo los gastos adicionales y el sacrificio que se requieren a menudo para proteger adecuadamente el medio ambiente, y elogió a aquellos que tienen en mente el panorama general para el futuro de la humanidad.
“Es necesario acelerar este cambio de rumbo a favor de una cultura del cuidado”, dijo, donde el cuidado de la dignidad humana y el bien común estén en el centro.”
En ello, como siempre, usted tiene la última palabra.
Padreleonardo.hotmail.com