ECONOMÍA SIN FRONTERAS

Corte de medio año

La cooperación bilateral y la inversión en infraestructura serán determinantes para transformar la incertidumbre en oportunidad

Escrito en OPINIÓN el

Difícil creer que ya es más de medio año del 2025. A mitad del año, la economía mundial navega por aguas agitadas. Aunque se ha evitado una recesión global, el crecimiento global sigue siendo débil.

El Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento global del 3.3%, por debajo del promedio histórico, con tensiones geopolíticas y fragmentación comercial como principales factores.

En este contexto, Estados Unidos y México enfrentan desafíos distintos pero interconectados.

La economía estadounidense ha mostrado relativa resiliencia. El crecimiento del PIB se mantiene al 2.4%, impulsado por el consumo y un mercado laboral sólido. Sin embargo, la inflación persiste en niveles superiores al objetivo de la Reserva Federal, lo que ha limitado la velocidad de los recortes de tasas de interés, tal y como se ha comentado ampliamente en este espacio de opinión.

La Administración Trump está pronto a reintroducir aranceles a productos de China, México y Canadá, lo que ha generado incertidumbre. Todo el tema de los aranceles puede presionar al alza los precios al consumidor.

El dólar se mantiene fuerte y los mercados financieros muestran optimismo moderado. El reto es que la Fed logre un balance exacto entre mantener la inflación y estimular el empleo.

Por otro lado, la economía de México enfrenta un panorama entre claroscuros. Mucho gira alrededor de la incertidumbre por lo aranceles, y eso ha disminuido las proyecciones de crecimiento para 2025 que oscilan entre el 0.2% y el 1.3%.

El proceso de nearshoring sigue siendo una oportunidad importante impulsado por un creciente distanciamiento entre Estados Unidos y China. Por eso, la importancia de las inversiones públicas y privadas que capitalicen las ventajas competitivas y que estimulen las áreas de oportunidad ampliamente conocidas.

Las remesas continúan siendo un pilar de estabilidad, y la inflación ha cedido terreno, ubicándose en torno al 3.3%. El tipo de cambio ha mostrado volatilidad, y el peso mexicano se ha fortalecido en los últimos días cotizando a un promedio de 19 pesos por dólar. La alta integración comercial entre México y Estados Unidos hace que los riesgos de uno se transmitan al otro.

Las amenazas arancelarias y los cambios en las reglas del T-MEC podrían afectar las cadenas de suministro y el empleo manufacturero. En resumen, la mitad del 2025 no es un año de crisis, pero sí de ajustes y de incertidumbre.

La clave para ambos países será mantener la estabilidad macroeconómica mientras se adaptan a un entorno global más fragmentado y competitivo. La cooperación bilateral y la inversión en infraestructura serán determinantes para transformar la incertidumbre en oportunidad.