Una de las siete maravillas del mundo antiguo fue la estatua del Júpiter Olímpico, un orgullo de Éfeso. Sin embargo, toda su belleza fue destruida por un incendio que fue provocado por una persona que fue rápidamente capturadA. Al preguntarle la razón, el hombre simplemente quería pasar a la posteridad, sabía que iba a ser condenado a muerte, pero sabía que su nombre se iba a inmortalizar. Los griegos hicieron todo lo posible para borrar su nombre de la historia… pero no lo consiguieron. Su nombre fue Erostrato.
A pesar de que han pasado más de 2 500 años, parece que el deseo de pasar a la posteridad sigue más que vigente en nuestros tiempos, donde son muchos que buscan dejar su nombre en el recuerdo de muchos… a costa de su propia vida.
Quizás uno de los casos más evidentes fue del Félix Baumgartner, quien hace unos años se hizo famoso por realizar el salto más largo del mundo desde 20 mil metros de altura, mientras era trasmitido en vivo y seguido por millones de personas que fueron testigos de ello en las redes sociales, logrando sobrevivir y que su nombre fuera escrito en el libro de los récords.
Esta persona volvió a ser noticia ya que en un salto en un parapente, aparentemente se sintió mal, cayendo sin control y provocándole la muerte.
Este tipo de noticias se vuelve cada vez más vigente, ya que la temeridad vende, se admira y, en más casos de lo que quisiéramos, se imita, aunque los costos por ello sean demasiado elevados. La prudencia, bajo esta mentalidad, suele ser menospreciada ante la necesidad de sobresalir entre la multitud. Las redes sociales han despertado ese instinto de reconocimiento a cualquier precio de una manera tal, que para muchos es imposible resistirse a ello.
Para muchos, el sentido de la vida es dejarse llevar por la adrenalina o los riesgos innecesarios que deslumbran a los incautos, buscando en ello el reconocimiento y la aceptación que no pueden encontrar en una vida, para ellos aburrida e insípida, en que lo cotidiano se convierte en una carga.
La prudencia no debe de ser vista como cobardía: es el sentido común el que debe de prevalecer si queremos valorarnos, donde la ostentación es una característica que suele exhibirse en quienes hacen de la superficialidad su forma de vida.
Cuidarse a uno mismo es una responsabilidad. Prácticamente todas los eventos que lamentamos en nuestra sociedad tienen su origen en algo tan simple como esa vanidad por sobresalir a cualquier precio. Ya es tiempo de cambiar una mentalidad que sigue de manera camaleónica haciéndose presente en nuestra vida. Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.
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