SOPA DEL DÍA

Homenaje a los Laredos

Escrito en OPINIÓN el

Dicen que hay amores que cruzan fronteras. Los Laredos son prueba. Porque hay ciudades que se separan por líneas en los mapas, y otras que se abrazan por los recuerdos, el idioma y la sazón del guiso de la abuela. Aquí, la frontera no divide, se difumina entre historias de ida y vuelta, entre un “¿cómo estás, m’ijo?” y un “¿ya comiste?” que suenan igual de entrañables en el lado mexicano que en el texano.

Muchos no dicen “Nuevo Laredo”, simplemente es Laredo. Uno solo. Una sola raíz con dos ramas que cruzan el río Bravo sin necesidad de papeles migratorios, porque lo que las une no lo controla la aduana: el idioma, el aroma a la carne asada, los cuentos del bisabuelo de como llegó y se quedó por amor, por trabajo o por destino.

El Centro Cultural de Laredo, Tamaulipas realizó la exposición de artistas locales que rinden tributo a Los Laredos.

Ahí está el antiguo cine Plaza, inmortalizado en acrílico por Caren Schmidt, como si aún esperáramos en la fila para ver la matiné con una bolsa de palomitas. Ahí están las culturas originarias, reverenciadas por Viviana Martín en El Cuahulteco de los Laredos, y el nostálgico Antiguo Reloj de la Plaza, de Reina Chávez, que nos recuerda que el tiempo pasa, pero la memoria se queda.

Cada trazo, cada pincelada, cada textura de esa exposición es un pedacito de esas microhistorias que llevamos todos, aunque no sepamos dibujar. Historias que hablan de familias unidas por la sangre y la nostalgia; de tortillas compartidas, de canciones en la radio, de veranos de doble nacionalidad.

Ese y decenas de hermosos trabajos muestran que estamos vinculados en millones de microhistorias, que cada uno llevamos en nuestra memoria y nuestro corazón. Que vivan los Laredos.