Esta semana con el plazo de Rivas para entregarse a las autoridades y su eventual amparo -que puede revocarse-. ha estado en duda el paradero del exalcalde, pero si bien no se puede asegurar que se haya fugado o que siga en la ciudad, su ausencia de redes sociales y eventos como los juegos de Tecolotes, ha llamado la atención, no porque lo extrañen, pues claramente no es el caso, sino porque no corresponde a sus hábitos y eso ha alimentado los rumores de la posible huida.
Si algo es clásico de dicho personaje, es reaccionar con inmediatez a prácticamente cualquier señalamiento en su contra, manifestando su postura y buscando defenderse claro, pero en esta ocasión ante el que podría ser el más complicado episodio que lo involucra, ha imperado el silencio y su ausencia.
En sus redes sociales solía ser activo mostrándose en reuniones familiares y un grupo reducido de personas que frecuentaba; sin embargo, desde el 6 de julio, poco antes de que un juez lo declarara como un riesgo de fuga el 13 del mismo mes, no ha realizado publicaciones que lo ubiquen recientemente en la ciudad, ni tampoco se le ha visto.
Las conjeturas alimentadas por esto último, tienen otro ingrediente: el de la fragilidad de su amparo, pues si bien en primera instancia evadió temporalmente la prisión preventiva justificada, no hay garantías de que se le siga concediendo, por lo que hacerse perdedizo como en su momento ocurrió con su jefe Cabeza de Vaca, suena como un patrón de los panistas en aprietos y, por supuesto, como una posibilidad.
Pudiera ser una simple recomendación de sus abogados la de guardar ese inusualmente prolongado silencio, pero al final, sigue dando margen a esas conjeturas para cobrar aun más fuerza entre los neolaredenses.