Por estos días en Nuevo Laredo se hace referencia a la crecida “moderada” de las aguas del río Bravo, a consecuencia de las lluvias que se han registrado aguas arriba en Ciudad Acuña y Piedras Negras, Coahuila.
Si bien la crecida del agua no representa un peligro mayor para la población, las autoridades hacían el llamado a la sociedad a tomar precauciones y sobre todo para que la gente no se acerque a las orillas del río -a las áreas inundables- o se meta al río a nadar. La preocupación, además, está en el imaginario de la población ante las recientes inundaciones en Texas. En ese contexto, incluso, se rememora la inundación del 28 de junio de 1954 que dejó “devastación” y “aislamiento” en Los Dos Laredos. Si bien esta inundación no se compara con la crecida de las aguas del río Bravo que se espera por estos días, no está demás tomar las medidas de prevención y evitar daños en la población.
La crecida del río Bravo viene a ser una pequeña esperanza ante las sequías que se presentan en los últimos años en la región. De hecho, las principales presas de la región están en niveles bajos: La Amistad tiene un 14 % y la Falcón un 8 %; otras tienen un poco más de agua: Las Blancas con un 34 %, la Vicente Guerrero almacena un 59 % y El Cuchillo un 92 % (Datos de SINA de CONAGUA).
Es de suponer que cuando se normalice la crecida del agua, la gente vuelva al río a disfrutarlo, por decir: hay gente que acostumbra a nadar en sus aguas; otros van a pescar y, por qué no, traerse un ejemplar de catán; hay personas/familias que visitan las orillas del río para convivir haciendo una carne asada; jugadores de beisbol o de futbol practican estos deportes en las canchas deportivas que se encuentran a las orillas del río; otras personas utilizan el río para cruzar al “otro lado”, en fin, para muchas otras actividades: el río Bravo y sus aguas proporcionan muchos servicios, naturales y sociales, incluso los estéticos.
Es, además, la principal fuente de abasto de agua potable para las poblaciones de ambos lados: Los Dos Laredos. Es también donde se vierte las aguas tratadas o no. Y sobre esto último, cuando hay contaminación de sus aguas, se puede generar incluso conflictos. Es, en fin, un símbolo de identidad de las dos ciudades. Así, en las celebraciones del Día del Río participa la población de ambos Laredos: cuidar el río el propósito.
Como se ve, el río Bravo no solo es un recurso natural que divide físicamente a dos naciones, es un ente vivo que genera, valga la redundancia, vida. Permite la interacción e interrelación de dos culturas. Además de dar agua a la población sedienta de estas ciudades desde su asentamiento, alimenta la agricultura y la industria de la región. Por eso, cuando existe el “peligro” de que el agua se acabe (en algunas ocasiones se ha referido al día cero cuando se recrudecen las sequías y no hay lluvias y por lo tanto se puede “acabar” el agua) se alzan voces para adoptar políticas de uso racional del agua.
Crear conciencia del cuidado del agua del río Bravo, pero también sobre los peligros que enfrenta la población ante eventos meteorológicos que pueden generar desbordamientos e inundaciones de sus aguas en las ciudades. Educarnos al respecto como parte de nuestra identidad.