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87 años de CAAAREM: ética, modernidad y compromiso con México

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La Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana, CAAAREM, cumplió ayer 87 años de trabajar a favor de la mejora continua del sistema aduanero, construyendo con las autoridades uno de los momentos más importantes de la historia de las aduanas del país y del comercio exterior que impulsa más del 80% del PIB nacional.

En este aniversario, la CAAAREM no solo celebra su legado institucional, sino que reafirma su papel como actor clave en la transformación del comercio exterior de México, en un contexto nacional e internacional que exige más legalidad, más eficiencia y más colaboración. La Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), bajo el liderazgo de Rafael Marín Mollinedo, tiene hoy el encargo presidencial de aumentar la recaudación fiscal y combatir frontalmente la corrupción, objetivos que requieren no solo determinación política, sino alianzas estratégicas con el sector privado, en especial con quienes actúan diariamente en las fronteras del país: los Agentes Aduanales.

En este sentido, CAAAREM ha puesto el ejemplo. Fue el primer organismo del país en certificarse bajo la norma ISO 37001, también conocida como la norma anticorrupción, un estándar internacional que promueve prácticas transparentes en todos los niveles operativos y administrativos. Esta certificación establece mecanismos concretos para detectar, prevenir y sancionar actos de corrupción, y ha servido como base para una transformación ética dentro de la propia Confederación, donde hoy se impulsa una verdadera cultura de integridad, transparencia y rendición de cuentas.

Lejos de quedarse en lo simbólico, esta certificación ha comenzado a permear entre los agentes aduanales confederados, quienes ya trabajan en la implementación de programas de autorregulación, en la renovación del Código de Ética institucional y en propuestas concretas para fortalecer el esquema del Operador Económico Autorizado (OEA), dotándolo de elementos anticorrupción y de cumplimiento normativo que lo consoliden como un estándar confiable para autoridades y socios comerciales internacionales.

Porque si bien la competitividad logística de un país depende de muchos factores, nada socava más la seguridad y el crecimiento económico que la corrupción. La propia Organización Mundial de Aduanas (OMA) lo ha advertido de manera clara en su Declaración de Arusha, donde plantea que la corrupción limita considerablemente la capacidad de las aduanas para cumplir su misión y genera impactos devastadores tanto a nivel económico como institucional.

Entre los efectos negativos más relevantes, la OMA destaca: La reducción en la seguridad nacional y la protección de las comunidades. El fraude fiscal y la pérdida de ingresos públicos. La caída en la inversión extranjera directa. El aumento de costos para la ciudadanía y la industria. La permanencia de barreras innecesarias al comercio legal. La pérdida de confianza del público en las instituciones. Y el debilitamiento del cumplimiento voluntario de la ley.

Estos no son riesgos hipotéticos. Son realidades latentes en todas las economías del mundo, y es por eso que la ética aduanera debe ser un componente estructural, no accesorio. La Declaración de Arusha no solo advierte, también propone: establecer códigos de conducta efectivos, capacitar de forma continua, transparentar los procedimientos aduaneros, proteger a los denunciantes y fomentar el uso de tecnologías que minimicen el contacto humano en los procesos críticos.

En este aniversario 87, CAAAREM se reconoce como parte activa de esta transformación, no solo como observador, sino como aliado técnico, ético y estratégico de las autoridades mexicanas y de los sectores productivos. En un momento donde la relocalización de inversiones, la automatización de procesos y las tensiones geoeconómicas reconfiguran las cadenas de valor globales, los Agentes Aduanales son más necesarios que nunca: para garantizar cumplimiento, facilitar operaciones, y construir un entorno confiable para el comercio internacional.

Por ello, la colaboración entre la ANAM, CAAAREM y la industria debe fortalecerse, sobre la base de transparencia, inteligencia aduanera y voluntad compartida de erradicar malas prácticas. Combatir la corrupción no es sólo una tarea del gobierno; es una responsabilidad compartida por todos los que integramos el sistema aduanero: empresas, usuarios, inspectores, legisladores, servidores públicos y por supuesto, los Agentes Aduanales.

A 87 años de su fundación, CAAAREM reafirma su vocación de servicio, su compromiso con México y su disposición para ser protagonista de un comercio exterior más transparente, más competitivo y más justo. Porque la legalidad y la transparencia no son un lujo del sistema: son su fundamento. Y construirlo juntos, es el mayor reto y la mejor oportunidad que tenemos hoy todos los actores.