SELVA URBANA

Policía de proximidad

Escrito en OPINIÓN el

No, muchas gracias, no necesitamos a los policías municipales, no ahorita, pues quedamos bien ciscados con los garrotecas burricipales del pasado, ya casi estamos curados de espanto, luego de 15 años sin cuicos rancheros, “sin policía de proximidad”.

La única proximidad que sentíamos era el “arrimón baña’o” que nos daban para bajarnos la cartera.

Aciagos años hasta el 2010 en que los pobres cristianos pobres, teníamos que cuidarnos más de los uniformados que de los otros cacos, los placas resultaron más dañinos que sus colegas de antifaz y cachiporra.

Sí, Nuevo Laredo vivió una era de terror con los tiras locales, imagínese, además de los lacras rateros, teníamos a los gorilitas del rancho, más la Policía Perjudicial del Estado; y de pilón, a los “feos” de la entonces PGR o PJF.

O sea, la maldad nos gritaba las 24 horas del día; “¡Ríndete, Juan Menchaca, que te tenemos rodeado!”

Un obrero saliendo de madrugada de la fábrica, pues se quedaba a doblar en la chamba para acabalar una lanita más, mediante el tiempo extra, todo se iba a la porra cuando en esas calles de Dios se le atravesaba una patrulla y era “pasado a la báscula” por los chotillas, lo paraban por “sospechoso a esas horas de la madrugada” o sea, ¡Adiós al tiempo extra como carnita de maquila!

Al padre de familia que salía antes del amanecer para tomar el camionazo gacho o aventarse hasta la chamba a puro golpe de calcetín, lo apañaban los pigs y para librarse de una investigación criminal a fondo con visita a las ergástulas burricipales, tenía que “caerse con una corta”.

¡Naambe! Ya no sentíamos lo duro sino lo tupido, nos bailaban por todos lados, los chotas nos sabroseaban groseramente, nos metían la mano por todos lados y ni siquiera un besito nos daban, ¡Nada! solo nos la dejaban Irineo, sin decir agua va.

Por tres lustros, la prole decente y camellera de Nuevo Laredo nos hemos librado de unas sanjuaneadas brutas de los cachuchones ejidales, de la “policía de proximidad”. Sí, pero de una proximidad violadora, lesiva, fregativa, bastante manoseadora, siempre dándote baje, sableada segura.

Que Reynosa, Matamoros y Tampico ya tienen chotas burricipales, pues que con su pan se lo coman, pobrecitos de ellos, sus habitantes. Acá estamos con madre sin tiras rancheros, lidiando con los raterillos normales, esos rufianes salieron menos hambrientos que aquellos que les platiqué.

Dios quiera que a esos pueblos de Tamaulipas les resulte la regresada a sus calles de los cuicos locales, de antemano no creemos que será fácil, ni barato. Acá ya estamos curados de espanto.

MÁS DE CACHUCHONES

En Mataburros -y en todo el estado- dicen las autoridades que están soltando a los ratas, porque los comerciantes afectados no ponen la denuncia, que no hay como sumirlos en el frescobote. Como le gusta hacerle al wey a la autoridad, bien que sabe que los marchantes no creen en la justicia, no en la de ahorita.

A todos los modernos fariseos del puerto -y en todo el estado-, les queda clara la maldición policiaca que reina en la entidad, esa de padecer de “pitufos” (así les dicen porque son muchos, son azules y no tienen mamá), de perjudiciales y/o ministeriosos públicos, así como de los jueces’n bandidos, que sueltan a los cacos y meten a los inocentes afectados que se atreven a acusar a tan distinguidas personas.

Los rateros saben que la impunidad hoy está de su lado, pero ya llegarán autoridades nuevas.

Eso espera el ciudadano noble, decente, honrado, inocente y sencillo, sobre todo los que votaron este domingo 1 de junio, por una camada de nuevos jueces.

La gente a la que le aplican el “dos de bastos”, esa que sí se molestó en acudir a las urnas el pasado domingo, fue porque le queda una pizca de confianza en que las cosas mejoren en esta república de bandidos.

Pero tendremos que esperar a que lleguen los nuevos juzgadores y ver cómo se las gastan.

Mientras tanto y por lo pronto, hoy día no vale la pena el denunciar a un rata.

 ¿Cómo para qué? La raza tiene mello de que le “salga cola” andar poniendo dedos a los roedores que les dieron baje.

Chi Mai que el pueblo no se equivoca, ¿Pará que le pegamos al Enmascarado de Plata? Hoy no cabe andar haciéndole al Mandrake o jugándole al Fantomas. Calladitos nos vemos más bonitos, la raza apechuga el sablazo, el robo es como un valor agregado de vivir en las condiciones en que nos encontramos ahora, es el IVA.

Pero nunca se pierde la esperanza, como dijera la jarocha Yuri, la raza siempre espera que vengan tiempos mejores. El pueblo no quiere Robocops, solo un wey con placa que le defienda a él, a su prole, su changarrito y su chante. Juan Pueblo no quiere meterse en Honduras, ni salir de Guatemala pa’ meterse en Guatepeor. El hijo de vecino solo quiere la fiesta en paz en su cuadra.

De los otros Pedros más gruexxxos, esos al cristiano normal no le interesan, porque él no anda en esos bailes y los mismos son como las llamadas a misa, el que quiere va y el que no quiere, pues no va.

Papi y mami solo quieren seguridad, salvedad y cuidado para su hijita, su hijito y para lo poquito que tienen.

Ojalá que a la raza de Reynosa, Matamoros y Tampico les resulte tener policía de proximidad, íbamos a decir que deseamos que les pegue la medida, pero ya de pegar, nada, mejor que les vaya bien.

Ahí le paramos, feliz domingo para todos.