En el periodo 2019-2023 los latinos de Estados Unidos que son el 19.5% de toda la población del país, fueron responsables del 30.6% del crecimiento del PIB nacional. Las estimaciones de 2025 consideran que son 65 millones de personas, de los cuales casi 40 millones son mexicanos o de origen mexicano. La fuerza de este grupo étnico ya no radica únicamente en su tamaño; ahora su capacidad económica los ha convertido en el pilar humano más dinámico del crecimiento de la economía estadounidense.
En efecto, el informe “2025 U.S Latino GDP” elaborado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), muestra que en 2023 el PIB latino de Estados Unidos alcanzó los 4.1 billones de dólares, lo que colocaría a los latinos como la quinta economía más grande del mundo si fueran un país independiente.
En 2023 el consumo de los latinos de Estados Unidos fue de 2.7 billones de dólares, esto es, un 5% mayor que el del estado de Texas que fue de 2.58 billones de dólares y 25% mayor que el del estado de Nueva York que fue de 2.17 billones de dólares.
En una gigantesca economía basada en el consumo doméstico como lo es la de Estados Unidos, llama la atención que el poder de compra de los latinos se esté convirtiendo en una pieza fundamental. Y no sólo eso, el crecimiento del PIB latino está siendo mayor que el de otros grupos étnicos, lo cual indica que los latinos están siendo pieza clave para el crecimiento de la economía de Estados Unidos.
Aunque los nativistas anglosajones no quieran reconocerlo, la cara demográfica de Estados Unidos ya cambió y con ella también cambiaron los pilares del éxito económico presente y futuro: presente porque los latinos son el grupo étnico de mayor crecimiento demográfico y económico; futuro, porque la simple proyección demográfica de la pirámide de edades de la población actual de Estados Unidos muestra que los latinos serán indispensables para financiar el sistema de pensiones.
Por lo anterior, lejos de menospreciar a las comunidades latinas, el interés nacional de Estados Unidos exige convertirlos en personas exitosas para lo cual es necesario dotarlos de herramientas como educación de calidad y acceso a salud pública que garantice que en su vida productiva no sean vulnerables a enfermedades. No podemos olvidar que en el periodo 2020-2023, durante la pandemia del COVID 19, en Estados Unidos las muertes de personas latinas duplicaron las muertes de blancos no latinos.
Del éxito de los latinos va a depender el bienestar futuro de la población anglosajona que eventualmente pasará al retiro. De hecho, el retiro de unos 76 millones de personas de la generación baby boomers nacidos entre 1946 y 1964, está avanzado y concluirá hacia 2030, produciendo presiones para el sistema de Seguridad Social y el de Medicare, ya que varios estudios coinciden en que unos 30 millones de baby boomers dependen exclusivamente de recursos de Seguridad Social.
No obstante, a diferencia de lo que ocurre en la Unión Europea, Estados Unidos no enfrentará en los próximos 25 años un creciente proceso de envejecimiento de su población concomitante a un decremento en población joven, en buena parte gracias a la población migrante que ha contribuido a dar estabilidad a la renovación de la población. En 2019 la Unión Europea contaba con 90.5 millones de personas de más de 65 años, pero las proyecciones demográficas indican que en 2050 ese número de adultos mayores llegará a 129.8 millones. Además, para el año 2050 su población productiva de personas menores de 55 años, disminuirá en 13.5%, lo que será un reto para el sistema de pensiones.
La lección es clara para Estados Unidos. El país debe planificar demográficamente su futuro para evitar un crecimiento del envejecimiento de su población concomitante a una disminución de la población en edad productiva. Pero por lo pronto, la idea de expulsar a 15 millones de migrantes indocumentados, podría tener graves implicaciones a futuro en términos demográficos y económicos, porque frente a la política contra la migración indocumentada, no se está ofreciendo ni planeando un mecanismo de ampliación de visas para compensar las pérdidas de mano de obra productiva. Además, en cuanto la economía de Estados Unidos empiece un ciclo de crecimiento sostenido, requerirá de unos 500 mil trabajadores extranjeros anuales adicionales a los que ya están en el país.
En 2010 el PIB de los latinos en Estados Unidos era de 1.61 billones de dólares y en 2019 alcanzó 2.75 billones. En la segunda década del siglo XXI su crecimiento ha sido más dinámico: llegó a 3.68 billones de dólares en 2022 y a 4.1 billones de dólares en 2023. Esto significa que los ingresos reales de los latinos tuvieron un crecimiento del 61.5% en 13 años. De acuerdo al referido reporte de UCLA, ese crecimiento ha sido 2.9 veces mayor al crecimiento de los ingresos de los no latinos.
En conclusión, los latinos se han convertido en pieza clave del crecimiento de la economía de Estados Unidos y su pirámide demográfica los convierte en un elemento crucial para financiar durante las próximas décadas, la seguridad social de las personas retiradas, no latinas.
*Cónsul General de México en Laredo, Texas.