OPINIÓN

Una cultura en la que los AA tenemos mucho que aportar

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El tema de la integridad en las aduanas ha escalado al centro de la agenda internacional, y no es por accidente. Ian?Saunders, desde su llegada como Secretario General de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) en enero de 2024, ha intensificado este enfoque: “La integridad es la base de la confianza en la Aduana”, declaró en un reciente mensaje oficial. No basta con evitar la corrupción: se trata de vivir bajo un conjunto de valores que guíen el comportamiento ético en todo momento.

El interés de la OMA en este tema nace de una necesidad crítica: sin integridad, las aduanas pierden su capacidad de recaudar, facilitar el comercio y proteger a la sociedad. Desde finales de los años 80, las administraciones aduaneras nacionales comenzaron a consolidarse en la Declaración de Arusha sobre Buena Gobernanza e Integridad en Aduanas, adoptada en 1993 y revisada en 2003. En ella se establecieron los factores esenciales para evitar la corrupción institucional.

El problema no se detiene ahí. Entre la teoría y la práctica hay múltiples brechas. Por ello, en 2007 la OMA lanzó la Guía de Desarrollo de la Integridad, misma que ofreció herramientas concretas para diseñar códigos de ética, mapear riesgos y formar personal. A lo largo de los años se añadieron instrumentos como el Código Modelo de Ética y Conducta, la guía de mapeo de riesgos de corrupción, y métodos de evaluación del desempeño.

El impulso alcanzó su punto cúspide en 2019 con el lanzamiento del Programa de Promoción de la Integridad y Anticorrupción (A CIP), financiado por Canadá, con el apoyo técnico de más de 40 administraciones. Desde eventos electrónicos, encuestas de percepción, capacitaciones y asesorías específicas, la OMA ha apostado por una estrategia sostenida, ahora en evaluación para extenderla hasta el 2030.

Ian Saunders no se queda con estos esfuerzos, exhorta a la acción. Su reciente mensaje a las aduanas del mundo advierte que, sin una cultura de integridad sostenible, las aduanas corren el riesgo de erosionar la confianza ciudadana y abrir brechas para la corrupción. Así lo afirmó también en el Congreso Mundial de BASC en Miami: “En las aduanas es esencial el equilibrio entre innovación tecnológica e integridad”.

La OMA ha entregado a las administraciones aduaneras del mundo un kit integral de herramientas: Códigos modelo de ética, guías para contratación y control interno, mapas de riesgo anticorrupción, encuestas de percepción de integridad, recursos e-learning en su Academia WCO y más. Estas herramientas se han aplicado con éxito en países de Europa, El Salvador y Mozambique, donde han servido para ajustar políticas anticorrupción y fortalecer la transparencia.

Hasta aquí, el foco de la OMA está puesto en las autoridades aduaneras. Pero, ¿qué sucede con la iniciativa privada y cómo puede ayudar a formar esta cultura de la integridad? Porque lamentablemente la corrupción está en ambos sectores y tendría que fortalecerse esta cultura de la integridad en toda la cadena logística.

Un actor esencial en el entramado aduanero somos los agentes aduanales, profesionales cuya función es clave para mantener la integridad operativa. Nuestra participación puede marcar la diferencia en el fortalecimiento de la cultura de la integridad aduanera.

Por ello, como candidato a la presidencia de CAAAREM estoy proponiendo trabajar en una alta cultura de ética y transparencia. Los agentes aduanales podemos adoptar el Código Modelo de la OMA, promoverlo entre nuestro personal y aplicar procesos de contratación consistentes y transparentes, y promoverlo también con los demás actores de la cadena logística. Servir como ejemplo en la aplicación de estándares profesionales elevados y ser los principales promotores de las certificaciones OEA y Antisoborno.

También implementar una cultura de corresponsabilidad institucional, participando en comités mixtos público-privados para mapear riesgos de corrupción, apoyar la aplicación de encuestas y colaborar en la medición de desempeño basados en ética y eficiencia. Apalancado la tarea que está llevando a cabo el titular de la ANAM, Rafael Marín Mollinedo y que está dando resultados.

Tenemos que convertirnos en actores activos en el diseño de políticas ágiles y ajustadas al terreno operativo. Al estar día a día en las aduanas, trabajando hombro con hombro con el personal de la ANAM y de otras dependencias, podemos diseñar capacitación desde la práctica. Al contar con experiencia directa en el despacho y la facilitación del comercio, estoy seguro que podemos apoyar a las autoridades en la formación continua, y ser catalizadores del cambio cultural dentro de sus administraciones. La visión desde el campo es clave para afinar procesos y construir confianza.

Fomentar esta colaboración no solo mejorará la integridad operativa, sino que también fortaleceremos la confianza empresarial, y la autoridad podrá tomar decisiones más eficientes, reduciendo el riesgo de corrupción y aumentando la legitimidad social.

La Presidenta Claudia Sheinbaum lo tiene muy claro y es la línea de acción de la ANAM: un México con aduanas íntegras es un México más competitivo, transparente y seguro. Los agentes aduanales estamos listos para ser coadyuvantes activos: no actuar como espectadores, sino como constructores de un nuevo pacto institucional donde la integridad sea tan importante como la modernización misma.