Ayer, los laredenses reportaron haber presenciado operativos de agentes del Departamento de Seguridad Interna (DHS) de Estados Unidos y la Fuerza de Aduanas y Migración (ICE) en la ciudad, una situación que revivió el temor que había en un numeroso segmento, cuya situación no es del todo legal en Estados Unidos.
En redes sociales circularon imágenes en puntos como la Milla 13, donde se observaban los vehículos, los agentes y personas arrestadas en algunas construcciones; sin embargo, lejos de una condena generalizada a estos hechos, se dividieron opiniones al respecto, en la que incluso algunos laredenses apoyaron esta medida, mientras el resto exponía las consecuencias de reducir la fuerza laboral de esta manera, y claro, el aspecto humano que es muy importante.
Estas perspectivas tan distintas en una comunidad en la que predomina el origen mexicano, es por demás preocupante si consideramos que incluso a la mayoría de los ciudadanos nacidos en Laredo, Texas, les anteceden pocas generaciones en calidad de estadounidenses, es decir, que muchas de sus familias hasta hace muy poco, eran migrantes también.
Olvidar los orígenes y dejarse llevar por un discurso que con frecuencia es considerado de odio, definitivamente no abona a la construcción de la paz y el entendimiento mutuo.
Si bien a este punto está más que claro que cada gobierno o país tiene todo el derecho de aplicar las leyes migratorias que mejor le convenga, en esta ocasión el discurso fue un tanto contradictorio, pues originalmente el gobierno de Donald Trump aseguraba que los operativos de los agentes migratorios estarían encaminados a las personas que además de no estar legalmente en el país, tuvieran pendientes con la ley, es decir, que tuvieran todo el perfil criminal, pero las imágenes de ayer, con trabajadores de la construcción arrestados, queda claro que la idea era otra.
Lo que sigue después del episodio de ayer, es de nueva cuenta una serie de ausencias en muchos establecimientos de Laredo que comenzaban apenas a retomar un poco su ritmo, pues ha revivido ese temor a una deportación latente, en parte de manera similar a la película “Un día sin mexicanos”, cuya trama consistía en que de un momento a otro, desaparecían nuestros connacionales, dejando un gran vacío en la fuerza laboral de Estados Unidos.