COLUMNA INVITADA

Las Pymes: el poder invisible del comercio México-Estados Unidos

Mientras los grandes corporativos acaparan los titulares y los reflectores políticos, las Pymes de Estados Unidos llevan años construyendo una relación comercial silenciosa

Escrito en OPINIÓN el

Al hablar de comercio exterior, pocas veces pensamos en las pequeñas y medianas empresas, pero sin ellas el intercambio comercial con los Estados Unidos simplemente no sería el mismo. 

Mientras los grandes corporativos acaparan los titulares y los reflectores políticos, las Pymes de Estados Unidos llevan años construyendo una relación comercial silenciosa, constante y profundamente rentable con México. Lo sorprendente es esto: México no sólo es su principal cliente internacional, sino también su mercado más valioso. Y eso tiene implicaciones económicas, estratégicas y políticas que aún no hemos dimensionado del todo. 

En Estados Unidos existen aproximadamente 32 millones de pequeñas y medianas empresas, de las cuales cerca de 288 mil exportan regularmente, según cifras del Departamento de Comercio.

Aunque representan apenas el 1% del total, concentran alrededor del 33% del valor total de las exportaciones no petroleras del país. De este universo, más de 49 mil Pymes exportaron bienes a México, lo que generó ventas por más de 110 mil millones de dólares. Es decir, México no sólo es el primer destino de exportación para estas empresas, sino también el más lucrativo.

Para ponerlo en contexto: Canadá, el segundo socio comercial, recibió exportaciones por 83 mil millones de dólares de poco más de 90 mil Pymes. La relación comercial con México, por tanto, no sólo es sólida, sino también más intensiva en valor por empresa. El abanico es amplio y refleja la diversidad de la economía norteamericana.

Las Pymes exportan a México productos como partes automotrices, maquinaria agrícola e industrial, productos electrónicos, alimentos procesados, productos químicos y farmacéuticos, además de partes para la industria aeroespacial, acero, plásticos, textiles, ropa, queso, vino y equipos médicos.

Se trata de sectores que integran cadenas productivas binacionales, muchas veces regionales, que hacen quelos flujos comerciales entre ambos países sean prácticamente inseparables.

A pesar de la fuerza que han ganado en el comercio bilateral, las Pymes enfrentan desafíos estructurales para exportar. La falta de personal especializado, la complejidad de los trámites aduaneros, la poca facilidad de normas de importación y el costo de cumplir con requisitos técnicos dificultan su incursión y permanencia en los mercados internacionales. En el caso específico de México, aunque existe cercanía física y afinidad comercial, los procesos largos o poco claros, así como los cambios regulatorios inesperados y la falta de apoyo crediticio, siguen siendo barreras importantes.

Frente a estos retos, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha sido una herramienta clave. Por primera vez en un tratado comercial se incluyó un capítulo exclusivo para Pymes, cuyo objetivo es facilitar su participación en el comercio trilateral. Entre sus logros destacan la creación de un comité trilateral de Pymes, que promueve la cooperación, genera herramientas de apoyo, simplifica normas aduaneras y reduce barreras y costos regulatorios para los pequeños exportadores.

Un instrumento complementario ha sido el Diálogo sobre las Pymes, que reúne a representantes de los tres gobiernos (USTR, Departamento de Comercio y SBA en Estados Unidos; Asuntos Globales y el Comisionado de Comercio en Canadá; y la Unidad de Desarrollo Productivo y la Subsecretaría de Comercio Exterior en México). Este foro ha permitido mantener un canal de comunicación activo entre gobiernos y empresas, resolver obstáculos operativos e identificar nuevas oportunidades para facilitar el comercio a pequeña escala.

Con el escenario político estadounidense en constante movimiento, cabe preguntarse qué peso tienen las Pymes en la negociación y defensa del T-MEC. El impacto positivo del tratado para las Pymes puede convertirse en un factor de presión política en favor de la revisión que está por enfrentar.

En estados fronterizos como Texas, Nuevo México, Arizona y California, donde miles de pequeñas empresas viven del comercio con México, el tratado es un escudo económico.

Estas empresas, aunque dispersas, tienen un poder político significativo: emplean a más del 46% de la fuerza laboral privada del país, y muchas participan activamente en cámaras de comercio locales y estatales.

Para México, ser el principal destino de exportación de las Pymes estadounidenses representa una oportunidad estratégica. Cuanto más fácil sea hacer negocios en México, mayor será el incentivo para que más pequeñas empresas estadounidenses apuesten por el país. El reto está en la facilitación comercial, garantizar certeza regulatoria y fortalecer las plataformas de apoyo a las empresas mexicanas para integrarse a estas cadenas.

Cada exportación de una Pyme estadounidense a México representa un voto de confianza en la relación bilateral, en la integración regional y en el potencial de las empresas pequeñas para transformar su entorno y empujar la competitividad del país.