Hoy quiero platicarles sobre algo que, como maestra, directora y madre, he observado con mucha preocupación: el sueño de nuestros estudiantes. ¿Alguna vez han notado cómo un niño cansado parece no poder concentrarse, o cómo un adolescente irritable reacciona de forma exagerada ante las pequeñas cosas? A veces, las causas de estas conductas se encuentran en algo tan sencillo, pero a la vez tan importante, como el descanso.
¿Por qué los estudiantes no duermen bien?
En estos tiempos, las presiones académicas, las actividades extracurriculares y la constante exposición a dispositivos electrónicos están afectando la calidad del sueño de nuestros niños y jóvenes. Me imagino que, como padres y maestros, todos hemos tenido que lidiar con la dificultad de que los niños se desconecten de sus teléfonos o computadoras para ir a dormir. Pero lo que tal vez no sabemos es que la luz que emiten las pantallas afecta la producción de melatonina, la hormona que nos ayuda a dormir. Esto es algo que afecta principalmente a los adolescentes.
La Dra. Laura Alvarado, especialista en medicina del sueño de la Clínica de Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México, menciona que “el uso de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir, retrasa la producción de melatonina, lo que impide que los jóvenes puedan conciliar el sueño fácilmente”. Si nuestros hijos siguen usando sus teléfonos o computadoras hasta tarde, el impacto en su descanso será considerable. “Cuando un niño duerme bien, no solo repara su cuerpo, también nutre su mente para enfrentar los desafíos del día a día.”
Las Consecuencias de la Falta de Sueño en el Aula
Sé que, como padres, muchas veces nos preocupamos por las calificaciones de nuestros hijos, pero pocos de nosotros nos detenemos a pensar si están durmiendo lo suficiente. El sueño no solo es necesario para su cuerpo, sino para su cerebro, y sin él, simplemente no pueden funcionar al máximo. Como maestra, puedo ver claramente cómo los estudiantes con falta de sueño son más distraídos, irritables y menos motivados para participar en clase.
En los pasillos de las escuelas, es común ver a estudiantes que no pueden mantenerse despiertos durante la clase o que se sienten frustrados fácilmente. Y cuando esto sucede, no es solo un problema de “no querer aprender”. De acuerdo con el Dr. Javier Morales, psicólogo educativo, “la falta de sueño altera la capacidad de los adolescentes para regular sus emociones, lo que se traduce en impulsividad y dificultad para manejar la frustración”. Los jóvenes que no duermen lo necesario tienen más problemas para concentrarse, para recordar información y para controlar sus impulsos.
La Responsabilidad Compartida: Maestros, Padres y Alumnos
“Invertir en el descanso de nuestros hijos es invertir en su futuro, pues solo con descanso podrán soñar con grandeza.” Lo importante aquí es que todos, padres, maestros y estudiantes, debemos trabajar juntos. Los padres deben asegurarse de que sus hijos tengan una rutina adecuada de sueño, lo que incluye apagar los dispositivos electrónicos por lo menos una hora antes de acostarse. Como educadores, debemos ser conscientes de los efectos que la falta de sueño puede tener sobre los estudiantes y buscar formas de apoyarlos. No podemos pedirles a los estudiantes que den lo mejor de sí si no están descansando lo suficiente para hacerlo.
Los padres, por su parte, deben crear un ambiente en casa donde se valore el descanso. Entender que el sueño es una prioridad tanto como las actividades escolares y las responsabilidades cotidianas es el primer paso para ayudar a nuestros jóvenes a manejar su tiempo de manera efectiva.
Pensamientos para Compartir
Es fundamental que comprendamos que el descanso no es un lujo, sino una necesidad esencial para el bienestar de nuestros hijos, además, es una herramienta fundamental para que nuestros hijos logren su máximo potencial. Si queremos que nuestros estudiantes logren el éxito en la escuela y en su vida diaria, debemos enseñarles que no solo se trata de estudiar más, sino de descansar mejor. Este es un mensaje que todos debemos incorporar en nuestra vida cotidiana.
Como padres, maestros y alumnos, podemos marcar la diferencia si trabajamos juntos para promover un ambiente saludable que favorezca tanto el aprendizaje como el bienestar emocional. Estoy segura de que, con el apoyo mutuo, nuestros jóvenes podrán alcanzar todo su potencial.
“El sueño no es solo un descanso para el cuerpo, es una inversión en el futuro de nuestros hijos. Un niño descansado es un niño que aprende, crece y se convierte en el mejor de sí mismo.”
Queridos lectores, los invito
a reflexionar sobre este tema.
¿Qué opinan? ¡Me encantaría
escuchar sus opiniones!
Con cariño a mis lectores,
La maestra Diana Angélica
Alejandro Alemán
Correo: diana.alejandroaleman@gmail.com
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