SOPA DEL DÍA

Mercados que florecen, adaptados a los nuevos tiempos

Escrito en OPINIÓN el

Si alguien duda que un mercado puede ser una joya turística y económica, que se dé una vuelta por Tlacolula, Oaxaca. Ahí, entre memelas y tejate, se dan cita tanto las cocineras de siempre como turistas de todo el mundo. Y si eso les parece lejos, pueden cruzar el charco y perderse entre jamones ibéricos y colores en La Boquería de Barcelona. Más cerquita, aquí en casa, está el mercado municipal de Tampico: remodelado, funcional, digno, con historia y aroma a jaiba brava.

Estos casos de éxito no son milagros ni ocurrencias. Son el resultado de visión, inversión y respeto por quienes hacen del mercado su modo de vida.

Un mercado bien atendido no solo genera comercio: crea comunidad, cuenta historias y hasta atrae turistas con antojo.

Y aquí es donde entra el “pero”. Porque mientras algunos mercados florecen, otros en Tamaulipas apenas sobreviven. Techos que lloran con cada lluvia, pasillos sin luz, baños clausurados desde el porfiriato, y locatarios que no saben si mañana seguirán vendiendo o tendrán que cerrar.

Esta semana, diputados locales propusieron presentar en el Congreso estatal una iniciativa para exhortar –con la diplomacia que permite la ley, pero con la urgencia que exige la realidad– a los 43 ayuntamientos del estado a que se tomen en serio sus mercados públicos.

La propuesta es sencilla y sensata: modernizar, regular y dignificar. Que se invierta, sí, pero con visión; que se actualicen las normas, pero pensando en las y los comerciantes; que se rehabiliten los espacios.

Y lo más importante: que se otorgue certeza jurídica. La iniciativa también pide algo que parecería obvio en 2025: que estas políticas se hagan con enfoque de derechos humanos, justicia social, equidad de género y sostenibilidad.

 Modernizar no es solo pintar paredes, es cambiar la forma en que se administra lo público.

Además, como ya se empieza a planear el presupuesto 2026, este es el momento exacto para incluir proyectos integrales de rescate y fortalecimiento de mercados. Nada de “luego vemos”.

Porque los mercados no son ruinas pintorescas ni lastres presupuestales. Son trincheras de trabajo, cultura y resistencia. Y con tantita voluntad política, pueden ser también el corazón renovado de cada ciudad.

Es hora de que nuestros mercados en Tamaulipas respiren a futuro.

¿Ustedes qué opinan?