Con motivo de que hoy se celebra el Día del Museo, repasaremos un poco su historia y la importancia que tienen estas instituciones culturales en la sociedad.
Son los espacios donde desde niños aprendemos a guardar silencio, a no tocar los objetos custodiados y a escuchar con respeto las explicaciones de nuestros guías. Las palabras Museiom y Pinakotheke definían los lugares destinados al conocimiento de la humanidad, en las culturas griega y egipcia. En su forma griega, mouseion quiere decir “casa de las musas”, templo dedicado al culto a la sabiduría, la filosofía y a las diosas del Arte y la Ciencia.
En el año 285 antes de Cristo, surgió el museión alejandrino, creado a instancias de Alejandro el Magno, quien lo convirtió en un ámbito para intelectuales y artistas, con biblioteca de miles de papiros, observatorio, salas de investigación y áreas de esparcimiento junto a la Naturaleza.
Otro museo milenario es el Ennigaldi-Nanna, de 530 años antes de Cristo, conservado por Ennigaldi, hija del último rey de Mesopotamia, Nabonido. La diferencia con el alejandrino, es que este tuvo acceso a todos los habitantes. La joven princesa, en un afán de preservar los valores de su dinastía, reunió cientos de piezas antiguas de diferentes épocas y las etiquetó en tres idiomas, demostrando así su voluntad de hacer trascender el ciclo reinante de su padre, quien fue restaurador de antigüedades, por afición. Parte de ese acervo está depositado en Museo Nacional de Irak, en Bagdad, donde varios de sus vestigios fueron saqueados durante la Segunda Guerra del Golfo en 2003.
Existe la leyenda de que el rey de Babilonia, Nabucodonosor II, que vivió entre 605 y 562 antes de Cristo, albergaba en su palacio un gabinete con botines de guerra, considerados “maravillas”, aunque no se sabe a ciencia cierta si estaba instalado con la propiedad que se requiere. De lo que sí hay constancia es de la Puerta de Ishtar, ya que cada ladrillo vidriado en azul, lleva inscrito el nombre del soberano. La reconstrucción del monumento se alza en el Museo de Pérgamo, en la ciudad de Berlín.
En la civilización romana,sobresalióla colección privada detesoros del Emperador Adriano. Durante la Edad Media, disminuyó la importancia hacia las artes, incluso a la educación, por medida de severa formación religiosa, por lo tanto, no hay testimonios relacionados con la museística. Durante el Renacimiento, tiempos de transición de la oscuridad a la luz, tiempos de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Guttenberg, Lutero, el coleccionismo cobró una categoría de trascendencia documental, ya que ante el florecimiento de la cultura, era necesario reunir las obras, clasificarlas y albergarlas en un contexto idóneo.
En la Edad Moderna comenzaron a levantarse las primeras galerías (pasillos que conectaban edificios) y una idea de museo que incluía diversificación de contenidos, no sólo de arte, también de numismática, filatelia y antigüedades. La alta sociedad, la burguesía y la Iglesia, participaban con mecenazgos, con la aportación de sus piezas únicas recolectadas y, de una manera organizada, consiguieron sitios de conservación para sus objetos. Así surgieron las primeras mansiones de exhibición para los ciudadanos, que quedaban impresionados ante el lucimiento social que esto implicaba a sus dueños.
La Edad Contemporánea relaciona sus inicios con la Revolución Francesa, y con ella vinieron los cambios sociales, políticos, económicos, así como nuevas corrientes del pensamiento. En la segunda mitad del siglo XVII, gracias a la Ilustración, y en la primera del siglo XIX, surgió el definitivo concepto de Museo. Dejó de ser algo reservado para las clases pudientes y comenzó a ser espacio público en edificaciones correctas para la custodia de las colecciones de diversa vocación que ameritan preservarse y exhibirse.