Para que México sea hoy el décimo mayor exportador de mercancías del mundo, de acuerdo con el informe más reciente de la Organización Mundial del Comercio, tuvimos que vivir una transformación estructural profunda pasando de un país dependiente del petróleo, que no pintaba en las exportaciones del mundo, a una economía manufacturera que integra las cadenas globales de valor.
Antes de 1994, año en que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), casi el 80% de las exportaciones mexicanas eran petroleras. El oro negro era también columna vertebral del PIB nacional, representando cerca del 13% del total y aportando cerca del 45% de los ingresos fiscales. Hoy, en contraste, las exportaciones de manufacturas representan el 89.2% del total exportado por México, con una estructura mucho más diversificada, compleja y competitiva.
Este cambio no fue espontáneo. Es el resultado de décadas de integración regional, apertura comercial, inversión extranjera, modernización industrial y modernización aduanera. El motor actual del comercio exterior mexicano es el sector manufacturero, especialmente la industria automotriz, la electrónica, los productos químicos, los alimentos procesados, el sector médico y aeroespacial. Y este motor no sólo genera divisas: genera empleo, innovación y redes logísticas que anclan a México en el centro del comercio mundial.
La tendencia de crecimiento en las exportaciones manufactureras ha sido sostenida, incluso en medio de la pandemia, las guerras comerciales y los ciclos económicos adversos. Estas son las cifras anuales de exportaciones manufactureras de México (en miles de millones de dólares): en el 2018: 397; en el 2019: 411; en el 2020: 374 (año de pandemia); en el 2021: 436; en 2022: 508; en el 2023: 529 y en el 2024: 554 mil millones de dólares.
Ahora, en el primer trimestre de 2025, las exportaciones manufactureras crecieron 5.5% interanual, alcanzando los 127 mil 099 millones de dólares, según datos del INEGI. Esta evolución demuestra no sólo fortaleza estructural, sino también la resiliencia ante factores externos, como la desaceleración industrial en Estados Unidos.
De hecho, pese a que la producción industrial estadounidense se mantuvo estancada en 2024 y con caídas importantes en el sector de transporte durante el primer trimestre de 2025, México ha mantenido su ritmo de crecimiento exportador. Esto se debe, en parte, a la reconfiguración de las cadenas de suministro, el famoso nearshoring, y a la especialización de México en segmentos de alto valor agregado.
Y con gran orgullo vemos que detrás de cada cifra de exportación hay miles de personas, infraestructura y procesos, entre los que destaca el papel que juegan los Agentes Aduanales, quienes hemos sido un eslabón fundamental en el fomento de las exportaciones de esta historia de éxito. Muchas veces nuestra labor es invisible para el gran público, pero absolutamente esencial para que los productos mexicanos lleguen al mundo cumpliendo con todas las exigencias legales y técnicas de los mercados de destino.
Hemos sido aliados clave en la implementación de tecnologías de automatización, plataformas digitales y programas de cumplimiento como el Operador Económico Autorizado (OEA), que fortalecen la seguridad y confianza en las exportaciones mexicanas que en su mayoría se dirigen a los Estados Unidos, con quien compartimos no sólo frontera, sino también cadenas industriales, procesos logísticos y normativas técnicas. La integración es tal, que muchas veces un producto “mexicano” cruza varias veces la frontera durante su proceso de producción. De ahí la dificultad que ha enfrentado Trump a la hora de querer imponernos aranceles.
Hay que añadir que entre los bienes más exportados destacan: automóviles y autopartes, equipos electrónicos y electrodomésticos, productos químicos, instrumentos médicos, productos aeroespaciales, cerveza, tequila y alimentos procesados. Todos estos sectores comparten una característica: son de alto valor agregado, usan la tecnología y tienen un gran potencial de escalamiento a nivel mundial.
Estar en el top 10 de exportadores globales es motivo de orgullo, pero para mantenernos en las grandes ligas debemos invertir en infraestructura logística, puertos, ferrocarriles, modernización aduanera, digitalización de trámites y combatir las malas prácticas como el contrabando, la subvaluación y la competencia desleal. De ahí la importancia de lo que hoy está haciendo CAAAREM y sus Agentes Aduanales de trabajar con CONCAMIN y el CCE en un plan de acción que fortalezca el comercio exterior legal y seguro.
El potencial es enorme. México tiene una posición geográfica estratégica, una red de tratados comerciales envidiable, capital humano calificado y un ecosistema industrial en constante expansión. Las exportaciones son el reflejo de un país que ha sabido reconvertirse, que ha apostado por el conocimiento, la producción y el comercio global como ruta de desarrollo. Somos una potencia y hoy el reto está en mantenernos involucrando de lleno a todos los actores de nuestro comercio.