En este mes de abril el mundo católico llevará a cabo esa demostración de religiosidad por la conmemoración de la Semana Santa, pero hoy y ante esto, tal parece que la humanidad se encuentra entre la fe, la Biblia y los tiempos revueltos.
Confusión que prospera ante esa escasa difusión de las tradiciones ya poco acostumbradas por y entre la religiosidad católica de la vida moderna, al recordar que antes, las familias eran muy estrictas al menos con la abstinencia de carne todos los viernes en recuerdo y respeto al ser el día en que Jesús fue crucificado.
Las mujeres en esta fecha acostumbraban casi a diario y por las tardes el acudir a las iglesias a rezar el rosario, ataviadas con su velo demostrando ese respeto hacia el recinto sagrado, inculcando esto a sus hijos e hijas que las acompañaban.
La Biblia, tenía siempre un lugar especial en el seno familiar, en la mesa y antes de los alimentos era leído al menos un versículo, en la sala se tenía como símbolo de hogar católico, y en la recamara esto como esa última lectura antes de dormir.
Por estas marcadas diferencias entre el ayer y hoy, entre cambios de actitudes y conductas justo es poder cuestionar: ¿Cuál es la base de la fe hoy en día?, ¿En que se apoya el ser humano para poder subsistir en su diario vivir?, ¿Realmente como católicos se aceptan, dudan o reniegan de ser cristianos?
A través de la historia y a nivel mundial miles han sido las personas que sobre la religión o la fe han cambiado su forma de pensar, al haber afirmado antes algo de lo que no se estaba completamente seguro, por lo mismo juzgando, poniendo en evidencia hechos o cosas.
Por esto y como una forma de razonamiento, se transcribirán momentos cruciales que salieron de algunos grandes personajes, de esos que lograron en su momento el establecer esos niveles de aceptación religiosa, también de algunos de esos otros que siempre juzgaron, renegaron pero que luego llegaron al grado del arrepentimiento.
Henry Ford el genio automotriz se cuenta en su historia personal que siempre acostumbraba el traer consigo la Biblia o algunas hojas sueltas de ella, tanto era su mención o conocimiento de este detalle tan personal que la gente le cuestionaba, y a pregunta de un grupo de reporteros indico: “La Biblia no necesita que yo le haga publicidad, pero daría cualquier cosa porque la leyera más gente”.
Horace Greeley, uno de los fundadores del Partido Republicano en los Estados Unidos de Norteamérica y director del New York Tribune, comentó en un momento de su vida lo siguiente: “Es imposible ‘esclavizar’ a la gente que lee la Biblia ya sea mental o socialmente, pues los principios de la Biblia son precisamente los fundamentos de la libertad humana”.
El médico escocés pionero en la utilización del cloroformo como anestésico llamado James Simpson, un asiduo lector de la Biblia, mencionaba que el mayor descubrimiento en su vida era que él era el mayor pecador y Cristo un gran Salvador.
Mencionar por igual a algunos de esos otros personajes que en su vida renegaron de toda creencia cristiana, que vivieron alejados y por completo de todo lo que enmarcara algo divino denominándose ellos mismos como ateos, sí que es interesante el conocer la conclusión de sus vidas.
Uno de ellos fue Lewis Wallace, militar y escritor estadounidense entre otros títulos, famoso personaje que en un viaje en tren fue retado por un coronel para que escribiera un libro sobre lo absurdo del cristianismo y de la inexistencia de Jesús.
Fue tanta la obsesión y emoción de Wallace sobre el tema que se embarcó en un largo estudio recopilando cientos de escritos, tema que lo llevo sí, pero contrariamente a reconocer que Jesucristo realmente existió, propiciando esto y por primera vez a ponerse de rodillas y rezar, pidiéndole a Jesús que fuera su Salvador. Esta historia escrita por el General Wallace no fue más que esa inicial idea que dio vida a su obra mundialmente conocida como Ben-Hur.
Voltaire, escritor, historiador entre otros títulos se mostró a lo largo de su vida como un crítico a todo lo que se suponía sobrenatural y un claro opositor del cristianismo, sin embargo, al final de su existencia y en su lecho de muerte clamo, ¡Oh Dios sálvame¡, ¡Jesucristo sálvame¡, ¡Dios mío ten piedad de mí¡.
Thomas Paine uno de los considerados Padres Fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica, político escritor entre otras cosas, escribió un libro en donde criticaba duramente a la religión como institución y ponía en duda la credibilidad de lo escrito en la Biblia denominado “La era del razonamiento”. Pero en su lecho de muerte su cuidadora lo escucho decir en voz baja y con mucho sentimiento, ¡Oh Señor¡, ¡Señor y Dios mío¡, ¡Oh Jesús, apiádate de mí¡.
Estas demostraciones de los seres humanos resaltan que la fortaleza de sus cuerpos incita a retar todo lo que existe a su alrededor, incluso a lo divino ante esa turbulencia del diario vivir, entendiendo con esto que ya muy pocos aceptan a la Biblia como su guía espiritual.