Lo hemos dicho tanto, el Todopoderoso quiere a Nuevo Laredo, porque el meteoro de este jueves en Reynosa pudo tocarnos a nosotros, no decimos que a los de allá no los ama ni entraremos en polémicas, sólo diremos que los designios de Dios son misteriosos e incomprensibles.
Nos compadecemos y enviamos nuestro más sentido pésame a la raza de la bronca hermana ciudad fronteriza, vemos, vemos y vemos noticieros y neta que estuvo fea la peli.
Pero sabemos que aquella raza es de bronce o acero o más bien de platino y que con esos aguacates que tienen, van a salir adelante, además de que el gobierno estatal no los va a dejar abajo.
Pero volviendo al rancho, Chi Mai que Chuyito y su Jefe no nos dejan abajo, los de Laredo estamos bien “paralelos” allá arriba, salvo una lluviecita rabona, nada más no pasó a mayores.
Poniéndonos serios; ¿Se imaginan estimados lectores que nos hubiese pegado esa tromba, Fray Tormenta, Ciclón Veloz Junior, Huracán Ramírez u lo que hubiese sido ese fenómeno climatológico (oye, se ve que ni ibas a la plaza de toros en la esquina de Juárez y Bolívar a ver a esos estetas del pancracio, los lunes a las 9:15 de la noche)?
Demos gracias al Creador, hoy en misa de dominguito cuaresmeño, porque ya le debemos una más, otra grande.
Porque trombas, tormentas, tornados o lo que haya sido lo de este jueves en Reynosa, se repitió, porque ya les ha pegado allá, lo mismo en Piedras Negras y Ciudad Acuña, cuando menos dos veces a cada ciudad fronteriza.
Hemos visto imágenes increíbles y nos hemos enterado de varias muertes, claro que cualquiera se cabrea, pensando en los de uno, en nuestra ranchería, la propiedad y la familia en peligro.
Eso puede ocurrir en cualquier momento y lugar, sí que estamos bendecidos en nuestra ciudad, así que como mínimo, vamos ayudando con algo a los carnales tamaulipecos, acudamos a los centros de acopio, pongámonos la del Puebla.
Hoy por ellos, mañana por otros y Dios quiera que nunca por nosotros.
ADIÓS, CHATARRITA
Este lunes ni un inche animalillo con pico chato que diga “recuérdame”, ni tampoco ese veneno negro que no es cierto que sea “la chispa de la vida”, sino más bien todo lo contrario.
En los 258 mil 689 escuelines de nuestra amada república, desde el sábado 29 de marzo (¿En sábado?, si ni van a clases los viernes, van a presentarse en sábado) ya quedó prohibida la tragacha chatarra para nuestros escuintles.
¡Adiós! ¡Bye bye, Lulú! a las máquinas expendedoras de pastelillos ideados para ponerte como pez globo; refrescos de cola propios del infarto; o aguas azucaradas que te vuelven un piloncillo con patas (diabético).
Nada de frituras harinosas que les disparan la presión arterial a nuestros engendritos y las golosinas que les desmadrarían la vida muy pronto, antes de la edad adulta.
Es decreto nacional, pero además creemos que es la última esperanza para enderezar el grave problema de salud que se vive en México, país con el primer lugar en obesidad o sobrepeso infantil, peleado muy de cerca por los gabachos, o ahí se dan un entre, disputándose siempre las medallas de oro y de plata, en que nuestras “bendis” se parezcan cada día más a la botarga de las llantas Michelin.
Pero no solo es prohibir la “chatarrita” y ya.
No, es todo un combo (como con hamburguesa, papas y refresco), es decir, las Secres Nacionales de Salud y Educación van a enseñarle a Mami Cuervo y a Papi Lobito, a los directores y maestros, hasta a la gente que maneja las cooperativas en las escuelas, a cambiar todo el chip de la vendimia.
Igual, desde casa, mandar a los escuintles con lonche y darles buenos consejos de que engullir a la hora de mover bigote.
Y en la escuela solamente comidas sanas -no sanababiches-, un taquito de birul, un lonchecito de atún (en agua por favor), unas tostaditas de aguacate y algo de huevos.
Y hablando de ovoides, que los chavales se acostumbren pronto a comer lo que se les indica, lo que se les pone de itacate o lo bueno que les venden en la cooperativa.
Fue un gran acierto ese acuerdo publicado el 30 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación, todas las escuelas de la nación, que ahora desde este 30 de marzo tendrán que seguirlo.
Así que o cabrestean o se ahorcan, no valdrá chapuza mangana en esa intentona de enderezar a nuestras calenturitas con patas, para que no sean diabéticos o hipertensos como nosotros.
Porque con menos pujos y piojos lleguen a la edad adulta, mejor les va a ir en la vida.
“Una manzana al día mantiene al médico en la lejanía”, dice un sabio refrán, así que mamis, que sus chilpayates se lleven una a clases, o un plátano o una naranja, algo que les haga bien y que no los ponga como globos de Cantoya.
Los mocosos son bien acomodaticios, en una a dos semanas agarrarán la onda, es nada más encaminarlos por el buen comer, al rato se van a querer más ellos mismos y solo exigirán pollito, carnita magra, una ensaladita (como conejos) y así por el estilo.
Ahora los teachers van a tener que sacar el “extra” de otra parte, se les acabó la ubre de su comisión por parte de las refresqueras, las galleteras, las paneras, las fritanfgueras y toda esa sarta de envenenadores.
Los maestros van a tener que subirles la canasta a los papis con lo de las cuotas “voluntarias”, con los 10 varos para el garrafón, la vendimia de los libros “de apoyo”, los uniformes que “a chaleco” en las escuelas les venden y no permiten que los adquieran en otros lados.
Maestros, a elevar la tarifa de los “viernes informales” (sin las garras de a diario), sin faltar el subirle a la rifa del año y así a toda la exprimidera de lana que no tenemos que platicarles, pues todo papi y mami se la sabe.
Cabe decir que desde hace ¡14 años!, existe una regulación que prohíbe la venta de comida chatarra y bebidas azucaradas, pero a los profes les valía una pura y dos con sal.
En el ciclo anterior (escolar 2023-24) en 9 de cada 10 escuelas se vendió comida chatarra, como papas, frituras, galletas, dulces, refrescos y jugos embotellados, todos los días; en el 95 por ciento de los planteles educativos se comercializan bebidas azucaradas; en el 79 por ciento se ofreció refrescos ; y en 77 de cada 100 hubo venta externa de productos chatarra (Don Juanito o Doña Pelos que desde la banqueta, afuera del escuelín, también venden esos mugreritos).
México, creemos que está ante la última llamada para todos los adultos hacer algo y corregir a lo que más queremos en esta nuestra adiposa existencia, en la cebosa conciencia y en la maltratada vida que llevamos, ¡las de nuestros hijos!
Feliz domingo y que desde ahora, todos comamos mejor, manque sea por mandato presidencial.
¡Ah! como nos caería a toda madre un Gansito con un Cocón baña’o de vidrio y luego un cigarrito de los que venden sueltos; ¿Ah, no, verdad?