HOY AL DESPERTAR, muchos vivieron con sus hijos ese clásico momento en que descubren bajo el árbol lo que les trajo Santa Claus, y ayer vimos con sorpresa que de las cartitas de navidad que escribieron los niños, no tantas se inclinaban a pedir tabletas y otras formas de entretenimiento electrónico, como en años anteriores.
Todo parece indicar que la mayoría de los niños que querían una tableta o celular, ya la obtuvieron hace tiempo, ya sea nueva y específicamente para su uso, o de segunda mano, usualmente de alguno de los padres que obtuvo una nueva; claro, esto no quiere decir que estuvo en las posibilidades de todos, además de que para algunos pudo haber sido un modelo modesto y para otros de alguna de las marcas y gamas más sofisticadas.
Leer algunas de esas cartas que dejaron en el buzón del Zoológico a Santa Claus, de puño y letra de los pequeños, nos permitió una mirada honesta a la perspectiva de la infancia neolaredense, en la que, claro, como todo niño, muchos querían juguetes muy específicos, pero también hubo mensajes demasiado conmovedores en los que no deseaban algo material, sino reparar alguna situación en sus hogares.
Esto último revelaba una parte muy difícil de sanar en algunos pequeños, pues mientras lo ideal es que en las preocupaciones de un niño solo esté la de cumplir con sus estudios, y de ahí en fuera disfrutar de su infancia entre el deporte, la convivencia y el juego, hay quienes solo desean tener un hogar tranquilo y amoroso.
Si bien la reflexión no debería ser solo para un periodo navideño, hoy de manera particular es importante dimensionar la importancia de hacer que los niños puedan llegar a la adultez con el recuerdo de una infancia bonita.
Con frecuencia escuchamos a personas adultas hablar con nostalgia de su infancia, describiéndola de la mejor manera, entre recuerdos de juegos y el cariño de sus padres, en ocasiones relatando que no siempre hubo recursos, pero sí un buen trato, lo que deja claro que los hijos usualmente no reprocharán si se les dio cada juguete deseado, pero sí tendrán muy presente el trato.
Hoy hagamos feliz a niños y grandes, pues suele estar dentro de nuestras posibilidades la bondad.
