Esta semana el paso de los paisanos nos trajo de nueva cuenta la primera parte de ese episodio anual en el que algunos fronterizos evitamos cruzar al vecino país del norte por las saturaciones en los puentes internacionales. Solamente en estos últimos días, se estiman en más de 25 mil los vehículos.
Ayer, que podría haber sido el día de mayor afluencia de viajeros de Estados Unidos a México, ir a Laredo no representaba un reto, pero implicaba quedar atrapado por un buen rato del lado norteamericano, entre los miles de paisanos que por su periodo vacacional, pudieron emprender su viaje hasta este fin de semana con rumbo al interior de la República Mexicana.
Días antes, durante la madrugada de martes para amanecer miércoles, más de 5 mil vehículos cruzaron en caravana para ser escoltados por autoridades en un viaje seguro hasta Querétaro.
Por ahí del 2 al 4 de enero, regresaría ese enorme volumen de paisanos, ahora para formar kilométricas filas en el Bulevar Colosio, buscando regresar a tiempo a sus actividades laborales y escolares del 2026.
Este año no tuvimos la tradicional fila especial para locales, básicamente esa dinámica se destinó al telepeaje, que tiene costo, aunque módico, ahí la única incomodidad es que el sistema no es precisamente confiable, pues incluso con los “chips” nuevos -que uno puede adquirir en tiendas de conveniencia- el sensor no siempre lo detecta para conceder el paso, por lo que con frecuencia algunos deben salir de la fila y volver a comenzar, pero ahora en una línea más lenta y distante.
Obviamente esa problemática no compete propiamente a las dependencias locales, mientras que la organización de la fila exprés, ocurre de la manera natural por la Degollado, girando a la derecha por la Bravo hasta llegar al acceso especial a la altura de la calle Hidalgo y ahí poder ingresar a la línea en el Bulevar Colosio.
Mientras tanto las carreteras se observaron saturadas, obviamente en dirección al sur, con algunos percances y las clásicas filas en las casetas de pago de peaje.
