COMPARTIENDO OPINIONES

La última elección

Escrito en OPINIÓN el

Stephen Bryant fue condenado a muerte en el estado de Carolina del Sur hace 17 años. Las apelaciones fueron posponiendo su ejecución, que ahora se realizará dentro de dos semanas.

Cuando se le preguntó sobre la forma en que desearía ser ejecutado, a diferencia de la menos dolorosa que es la ejecución letal, eligió la de ser fusilado. La ejecución sería realizada por voluntarios.

Creo que a todos nosotros se nos haría una pregunta semejante a la que se hizo a Bryant, pero más bien, de esta manera ¿en qué manera deseas vivir? Para muchos de nosotros, una vida superficial y sin complicaciones puede parecer una repuesta tan atractiva, a la que pocos podemos resistir.

En el jubileo sobre la educación, parte del mensaje del Papa León XIV fue la siguiente:

“Queridos jóvenes, ustedes mismos han sugerido el primero de los nuevos retos que nos comprometen en nuestro Pacto Educativo Global, expresando un deseo fuerte y claro; ustedes han dicho: “Ayúdennos en la educación de la vida interior”. Me ha impresionado realmente esta petición. No basta con tener un gran conocimiento científico, si luego no sabemos quiénes somos y cuál es el sentido de la vida. Sin silencio, sin escucha, sin oración, incluso las estrellas se apagan. Podemos saber mucho del mundo e ignorar nuestro corazón. También a ustedes les habrá pasado alguna vez esa sensación de vacío, de inquietud que no les deja en paz. En los casos más graves, asistimos a episodios de malestar, violencia, acoso, opresión, incluso a jóvenes que se aíslan y ya no quieren relacionarse con los demás. Creo que detrás de estos sufrimientos también hay un vacío excavado por una sociedad incapaz de educar la dimensión espiritual, por estar centrada solamente en el ámbito técnico, social o moral de la persona humana. Esto es lo que significa educar para la vida interior: escuchar nuestra inquietud, no huir de ella ni atiborrarla con lo que no sacia. Nuestro deseo de infinito es la brújula que nos dice: “No te conformes, estás hecho para algo más grande”, “no te conformes con ir tirando, ¡vive!”.

Ven claramente cómo nuestro futuro se ve amenazado por la guerra y el odio que dividen a los pueblos. ¿Se puede cambiar este futuro? ¡Por supuesto! ¿Cómo? Con una educación para la paz desarmada y desarmante. De hecho, no basta con silenciar las armas, es necesario desarmar los corazones, renunciando a toda violencia y vulgaridad. De este modo, una educación desarmante y desarmada crea igualdad y crecimiento para todos, reconociendo la misma dignidad de cada chico y chica, sin dividir nunca a los jóvenes entre unos pocos privilegiados que tienen acceso a escuelas muy costosas y muchos que no tienen acceso a la educación. Con gran confianza en ustedes, los invito a ser agentes de paz, ante todo, allí donde viven, en la familia, en la escuela, en el deporte y entre amigos, yendo al encuentro de quienes provienen de otra cultura.” (30 de octubre)

Hasta aquí las interesantes palabras del Papa que nos muestran una realidad fácil de constatar: no sabemos vivir, y, al no hacerlo, nuestra vida va sin rumbo en busca de novedades que nos distraigan.

Que uno nos pregunte como quisiéramos morir nos parece una pregunta muy tétrica. Pero, cuando nos preguntamos cómo queremos vivir, captamos la diferencia. Es una invitación a no desperdiciar la vida. Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.

Padreleonardo.hotmail.com