RÍO REVUELTO

Todo se conjugó para la noche de sustos

Escrito en OPINIÓN el

Todo pareció conjugarse para este Halloween; un 31 de octubre en un viernes sin clases y con clima agradable, mientras que los ánimos no suelen faltar, además de que tanto a quienes reciben pago quincenal como semanal, tenían sus sueldos haciéndoles cosquillas para el festejo.

Esta vez algunos combinaron sus festejos entre disfrazarse y ver un partido crucial de la serie mundial de beisbol entre Dodgers de Los Ángeles y Azulejos de Toronto.

Si bien la celebración del Día de Brujas es prácticamente global, mayormente por la diversión de los disfraces, la frontera de México con Estados Unidos es mucho más fuerte que en el interior de nuestro país, viviéndose de manera muy peculiar.

Durante la tarde muchos cruzan al lado estadounidense con la intención de recorrer las colonias más espléndidas a la hora de regalar dulces y de adornar sus hogares, mientras que por la noche, el ambiente se inclinó más al lado mexicano, en donde tradicionalmente se acepta la posibilidad de saturar las calles de autos y peatones disfrazados de todas las edades.

Desde disfraces terroríficos, hasta vehículos tipo RAZR repletos de luces, adornos y sonido a todo volumen, es parte de la fiesta informal de la que todos saben la fecha, hora y lugar, que se cumple sin falta, pues incluso en pandemia, a pesar de los esfuerzos de autoridades, hubo considerable movimiento en las calles.

En esta ocasión, el hecho de que el día siguiente no fuera laboral para una gran cantidad de personas ayudó a que la fiesta en las calles fuera un tanto más despreocupada.

Claro, en esta celebración siempre sale a relucir por algunos el debate sobre el festejo y sus oscuros orígenes, pero lejos de cualquier tinte religioso, pagano, etc., tanto niños como adultos ven esta fecha como una oportunidad de fiesta en la que es socialmente permitido romper un poco con la seriedad habitual, disfrazarse y salir a las calles o de fiesta caracterizado de algún personaje, situación, broma, etc.

De manera especial los niños tienen una animosidad hacia Halloween por los dulces y precisamente poder transformarse ese día, en su superhéroe o personaje favorito de las caricaturas y no en algo de otro tipo.