Hoy la devoción a San Judas, que es para muchos una figura que intercede en las causas difíciles, llega con un enorme fervor que se manifiesta en el creciente número de asistentes, que para muchos está a la par de los festejos de la Virgen de Guadalupe en diciembre.
Si bien no se trata de comparar la devoción que existe a estas dos figuras del catolicismo, como fenómeno social, es interesante entender como ese patronazgo de las causas difíciles o imposibles, fue ganando adeptos, en medio de una realidad complicada para el país en los últimos años.
Difícilmente se atribuiría ese aumento de devotos a San Judas Tadeo a un solo factor, pues seguramente son diversos aspectos los que influyeron, pero en retrospectiva, independientemente del crecimiento natural de la población, en las últimas dos décadas, muchas personas han inclinado su fe a esa devoción, tanto que la parroquia local y los festejos alusivos a su santo patrono son mucho más grandes.
Sin adentrarnos tanto en lo religioso, lo que regularmente manifiestan sus adeptos, es que acudieron en rezo a San Judas en algún momento de crisis personal, familiar, económica, etc., ya sea por recomendación directa de alguna persona o simplemente por haber escuchado que se trata del santo de los casos difíciles o imposibles, y con frecuencia el testimonio se inclina a atribuirle un favor cumplido y de ahí una devoción vitalicia en agradecimiento.
Visto desde afuera, esto dibuja también un panorama general de una época complicada, y claro, siempre será más positivo que las personas se inclinen a una fe o doctrina en la que se promuevan valores pacíficos, de solidaridad y buenas costumbres para enfrentar la adversidad y en general que motiven a ser mejores personas, independientemente de la religión que sea, siempre y cuando contribuya a ser mejores personas.
