El buen corazón de los neolaredenses nunca debería estar en duda, pues casi cada año que hay un desastre con una gran cantidad de población damnificada en algún lugar de México, al realizarse colectas tanto organizadas por el Ayuntamiento como por particulares, lo recaudado es siempre en grandes cantidades y sobre todo, de buena fe.
Ayer que partió la ayuda de más de 25 toneladas y hoy un segundo transporte con el mismo volumen, es decir 50 toneladas en total que se juntaron durante este fin de semana, quedó de manifiesto que el neolaredense está siempre listo para ayudar.
Si bien los desastres pueden tomarnos en momentos económicamente complicados, en los centros de acopio se ven llegar desde asociaciones civiles hasta particulares que acarrean ayuda en la medida de sus posibilidades, algunos con camionetas repletas, otros con un par de bolsas, que en ambos casos, es admirable, pues cada quien da lo que puede, pero desprenderse de algo, especialmente cuando hay dificultades, habla de ese buen corazón.
En esta ocasión el desastre no ocurrió tan lejos, sino en el estado vecino de Veracruz, específicamente en Poza Rica, entidad con la que hay un vínculo muy particular, pues hace algunas décadas, una gran cantidad de personas llegaron desde esa región para establecerse en Nuevo Laredo a echar raíces.
Muchos aún tienen familiares a quienes visitan en Veracruz e incluso recuerdos de su vida en aquel lugar, por lo que ayudar a esa comunidad hermana en estos momentos difíciles, para muchos no era opcional, sino un deber que se cumplió a cabalidad.