Este gobierno federal dijo desde un principio que combatiría la corrupción en las aduanas y en esa parte nadie puede estar en desacuerdo, pero una queja ha estado sonando constantemente entre los locales y foráneos que pasan por las garitas de los puentes internacionales en Nuevo Laredo: un cuestionable criterio de algunos de sus oficiales.
Hace poco escuchábamos el caso de una joven pareja que ingresaba a México por el Puente 2 en un autobús proveniente de San Antonio, Texas, pero al llegar, fueron elegidos por un oficial para buscar entre sus pertenencias, cuando pidió a la dama de esta dupla el recibo de los tenis que traía puestos, esto ya con un tono en el que parecía inferir que podría tratarse de fayuca, como si uno no pudiera comprar calzado nuevo para ir de viaje estrenando.
Ya sea por que los vieron jóvenes, tal vez algo inocentes y aprovechando su limitado dominio del español, esta pareja parecía el blanco perfecto para marearlos con artículos y hacerles la vida difícil para imponerles una cuantiosa multa de varios miles argumentando que más que equipaje, era fayuca.
Este es un ejemplo reciente de muchos otros casos en los que el común denominador de la queja es el criterio de los oficiales al cruzar con objetos y compras personales que no representan un contrabando.
