SOPA DEL DÍA

Un tamaulipeco destacado

Escrito en OPINIÓN el

Tal vez usted no haya escuchado antes el nombre de José Sierra Flores. Es siempre bueno contar historias positivas. De gente buena y trabajadora, como la mayoría de las personas.

La historia del doctor José Sierra Flores es una de esas que merecen ser contadas, no sólo por sus logros profesionales, sino por el impacto positivo que tuvo en las vidas de quienes lo rodearon. Hoy, aunque su nombre tal vez no resuene ampliamente en el colectivo popular, el Congreso de Tamaulipas le rinde un merecido homenaje al otorgarle post mortem la Medalla al Mérito “Luis García de Arellano”.

Nacido en Tampico, Sierra Flores no sólo fue un destacado cirujano, sino un ser humano multifacético. Su dedicación a la medicina no se limitó a los quirófanos. Como especialista en Cirugía del Aparato Digestivo, fue reconocido a nivel nacional por su incansable búsqueda de la excelencia, reflejada en múltiples galardones, como la Medalla de Plata del Premio Nacional de Investigación Quirúrgica y la Medalla a la Excelencia Quirúrgica de Tamaulipas. Su contribución fue mucho más allá de lo meramente técnico; fue cofundador y decano de la Universidad del Noreste, un espacio donde formó a generaciones de futuros médicos.

Destaca en su vida, más allá de los premios, es su visión humanista. El doctor Sierra Flores compartió su conocimiento no sólo en las aulas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y la Universidad del Noreste, sino que también contribuyó al avance de las ciencias de la salud, publicando en revistas especializadas. Este acto de generosidad intelectual permitió que su legado no se quedara en el anonimato, sino que siguiera inspirando a otros a mejorar, a ser más y hacer más por los demás.

Pero el doctor Sierra no fue sólo un hombre de ciencia. En un lado más inesperado, se reveló como un artista consumado, autor de más de mil 500 canciones, algunas de las cuales fueron interpretadas por figuras de renombre. La música, una faceta de su vida que complementó su amor por la medicina. En 1980, su composición, “El Labrador”, fue finalista en el festival OTI nacional, un reconocimiento a su talento musical.

El doctor Sierra dejó un impacto duradero en su comunidad. Como lo mencionó el diputado Humberto Prieto Herrera durante la presentación de la terna, en vida, no recibió todos los honores que merecía. Sin embargo, su obra, tanto en la medicina como en el arte, sigue viva y continuará siendo una fuente de inspiración para las generaciones futuras.

José Sierra Flores no sólo será recordado como un brillante cirujano, sino como un hombre que, con humildad y entrega, demostró que servir a los demás es la mayor de las virtudes.

¿Usted qué opina?