Como parte de las reflexiones del fin de sexenio, vale la pena dimensionar el apoyo que llega a Nuevo Laredo en materia de programas sociales, como el caso de la Pensión del Bienestar que reciben los adultos mayores por hasta 6 mil pesos de manera bimestral, que entre los más de 28 mil beneficiarios suma más de mil millones de pesos cada año, sólo para esta ciudad.
Es decir, antes de este sexenio, no existía ese circulante adicional de mil millones de pesos, que dicho sea de paso, el monto es de los adultos mayores, pero también hay otros recursos millonarios distribuidos entre estudiantes, madres solteras, personas con discapacidad, entre otros grupos que son beneficiados con los programas federales.
Todo ese dinero tiene una doble finalidad de apoyar a los beneficiarios, pero éstos a su vez generan una gran derrama en la ciudad, como un efecto multiplicador.
Sin duda habrá otros aspectos del actual gobierno federal que son motivo de debate; sin embargo, el rubro de los programas sociales ha sido uno de esos que ha traído enormes beneficios y que al igual que muchas otras iniciativas, para administraciones anteriores era igual de factible, pero siempre decían que era “imposible”, claro, al final quedó claro que la voluntad política es un factor indispensable para que estas cosas sucedan.
Existen otros ejemplos de esas ideas “imposibles” que se concretaron en el actual sexenio, como el programa de Repuve, que terminó por revertir la proporción de vehículos legales, pues anteriormente eran más los que circulaban sin placas y hoy en día estos últimos son una minoría, pues muchos aprovecharon el programa para legalizar sus unidades.
En este último caso, también hubo un segundo beneficio, pues el dinero de los trámites se quedó en cada ciudad para destinarlo a la reparación de las calles, como un millonario recurso adicional al presupuesto.