Por décadas las generaciones de neolaredenses han visto pasar cual pájaros por los cielos a esas grandes empresas internacionales que no arriban, que no anidan en esta frontera, por lo que siguen siendo esas megafábricas sueños lejanos para NLD. Y no precisamente porque no sea atractiva esta ciudad, al saberse y entenderse de su excelente ubicación, esa que permite tener contacto casi tangible con los Estados Unidos de Norteamérica a través de su frontera, sino más bien al aun no contar, tener ese campo fértil por decir así, apropiado al desarrollo que demandan este tipo de empresas extranjeras.
Esto, por dejarse a un lado y para después toda infraestructura que contribuya de cierto modo a ser atractivo en todos los aspectos, lograr así el permitir que muchas de esas mundialmente productoras de prestigiosas marcas volteen a esta ciudad de Nuevo Laredo, no solo como ese cruce estratégico sino por ser también ese espacio que les brinda y bien, medios de conectividad, comunicación, pero sobre todo de ese anclaje de empresas que coadyuven con su logística y desarrollo de sus operaciones.
Quizás sea por esto que causa extrañeza ver cómo es que incluso las fábricas más importantes a nivel nacional se encuentren al margen de las fronteras, al entender que, en esos otros lugares, al tenerse ahí todo a la mano estarán por encima de otros estados, ciudades.
Para el caso de esta frontera tamaulipeca, el conflicto por analizar sería, si no se establecen grandes empresas es porque no existen esas similares, medianas o pequeñas que contribuyan en todos esos aspectos que van desde el acercarles materia prima, capacitación de mano de obra, paqueterías rápidas y confiables, en si todo lo que engloba y requiere y por su volumen e importancia este tipo de empresas.
Y si no se establecen esas empresas de mensajería, consultorías, colocadores de talentos humanos, entre otros, es porque por igual no existe ese fortalecido campo empresarial para emprender junto a ellos la mancuerna de comercio, de ser generadores de economía a través de sociedades empresariales con la casi obligada coparticipación, en consecuencia, permanencia.
Cierto, se cuenta con un aeropuerto, transporte terrestre, ferrocarril, sin embargo y a pesar de estos canales, el panorama sigue siendo o se aprecia incompleto a falta de un aeropuerto de carga, de una central ferroviaria de carga, de esa unificación en imagen del transporte terrestre, además de esa falta de modernidad de las vías de comunicación terrestre.
Con estas ausencias, no se puede seguir esperando a que vengan firmas de prestigio internacional a establecerse, a desarrollarse en Nuevo Laredo, si no se les brinda lo que ellos en esa materia requieren, entonces, justo sería para atraer, primeramente, formar ese campo comercial idóneo para ellos, en consecuencia, se sientan atraídos por esta frontera y no fijen sus ojos hacia tradicionales sitios empresariales como la capital mexicana o Nuevo León.
El que las empresas extranjeras prefieran irse al centro de México o sus alrededores, implica el reconocer que en esos lugares el tejido empresarial ya están más que superado, atendido, completo, pero lo que no se entiende es por qué escogen esos lugares si la realidad misma les arroja al menos en el transporte de sus materias primas, de sus productos ya elaborados mayores gastos de traslado, que si se hubieran establecido en la frontera.
Aquí y sobre esto cabria el cuestionar ¿qué se ha dejado de hacer en las fronteras para que por décadas no sean tan atractivas para el comercio internacional? ¿Por qué solo se les siguen utilizando para el cruce de mercancías y no como campo de desarrollo de muchas empresas a pesar de su excelsa ubicación?
Nombrar o detallar miles de empresas que desde los años setenta hasta la fecha han anidado en entidades como Puebla, Guadalajara, México, Nuevo León, Querétaro, entre otros sería una tarea titánica, sin embargo, triste es reconocer que las que si se han quedado en la frontera se pueden contar tan solo por decenas.
Por eso y el que una empresa tan importante y pujante como es Tesla con su principal figura Elon Musk no se haya fijado ni por atención en esta frontera, el ver que solo haya dirigido sus ojos hacia el vecino Nuevo León y aunque no se quiera reconocer, ese desprecio sí que caló y en lo más profundo del orgullo tamaulipeco, neolaredense, pero más coraje dio, el ver que ni ese desprecio preocupó para emprender, ofrecerle a futuro mejores y atractivas cosas al ramal de los proyectos de Tesla.
Ojalá que algún día a Nuevo Laredo arriben armadoras de autos y de electrodomésticos, tractocamiones, ensambladoras de muchos productos entre otras que incentiven la economía, ojalá que algún día a Nuevo Laredo lleguen esas ideas que promuevan y los motiven.